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por Juan Carlos Valda

Como consultor especializado en pymes estoy habituado a escuchar y a ver cómo es habitual que estas empresas estén siempre viendo qué hacen las grandes con la finalidad de copiar sus modelos y metodologías de trabajo. Hoy, en este artículo me quiero invitarlos a reflexionar sobre un aspecto no tan presente en la mirada de los empresarios de pequeñas y medianas empresas.

Las pequeñas y medianas empresas (PYMES) han sido tradicionalmente vistas como las “hermanas menores” de las grandes corporaciones, con menos recursos, estructuras más simples y una capacidad limitada para competir en el mercado. Sin embargo, en los últimos años, hemos visto un fenómeno interesante: las grandes empresas están intentando replicar características propias de las PYMES para mejorar su competitividad y adaptarse a un entorno cada vez más cambiante y desafiante.

¿Por qué está ocurriendo esto? Porque lo que las PYMES tienen, muchas veces, las grandes corporaciones lo han perdido en su proceso de crecimiento. La agilidad, el enfoque en el cliente, la cultura de innovación y la flexibilidad organizativa son atributos que han permitido a las PYMES sobrevivir y prosperar en mercados turbulentos, y que las grandes empresas están ansiosas por recuperar. Veamos cuáles son esas características clave y por qué las empresas más grandes están tratando de copiarlas.

1. Agilidad y rapidez en la toma de decisiones

Las grandes empresas, con sus estructuras jerárquicas y procesos burocráticos, pueden tardar semanas o incluso meses en tomar decisiones estratégicas. En cambio, una PYME, con su estructura más plana y directa, tiene la capacidad de adaptarse y reaccionar rápidamente a los cambios en el mercado.

Esta agilidad es crucial en un mundo empresarial que cambia a gran velocidad. Los clientes exigen respuestas inmediatas, las tecnologías evolucionan rápidamente y las oportunidades del mercado no esperan a que un comité de dirección se reúna tres veces antes de tomar una decisión. Las grandes corporaciones lo saben y, por ello, están intentando replicar esta agilidad reduciendo capas jerárquicas, descentralizando la toma de decisiones y promoviendo una mayor autonomía en sus equipos de trabajo.

Sin embargo, esta estrategia no siempre es fácil de implementar en una gran empresa, ya que implica un cambio cultural profundo. Mientras las PYMES ya están acostumbradas a operar bajo presión y tomar decisiones sobre la marcha, las grandes empresas luchan por deshacerse de sus propios procesos burocráticos. Aquí las PYMES tienen una ventaja competitiva: están diseñadas para moverse rápido.

2. Cercanía con el cliente

Si hay algo que las PYMES entienden bien es la importancia de estar cerca de sus clientes. Para las pequeñas y medianas empresas, el cliente no es solo un número o una estadística en un reporte de ventas; es una relación personal. Esta cercanía con el cliente les permite ofrecer un servicio más personalizado, comprender mejor las necesidades del mercado y reaccionar rápidamente ante cualquier cambio en las expectativas.

En las grandes empresas, esta relación suele ser más impersonal y burocrática. Recuperar esa cercanía con el cliente es uno de los principales objetivos de las corporaciones que buscan emular a las PYMES. Algunas grandes compañías están reestructurando sus departamentos de atención al cliente, creando equipos más pequeños y especializados que puedan ofrecer un trato más personalizado. Otras están invirtiendo en tecnologías que les permitan recopilar datos detallados sobre sus clientes, con el objetivo de ofrecer productos y servicios más ajustados a sus necesidades individuales.

Pero lo cierto es que, mientras más crece una empresa, más difícil es mantener esa cercanía auténtica con el cliente. Las PYMES, por su tamaño, tienen una ventaja natural en este aspecto, y muchas grandes empresas están intentando recuperar esa “humanidad” que las hace más competitivas y atractivas para sus clientes.

3. Cultura de innovación y experimentación

La innovación no es exclusiva de las grandes empresas con enormes presupuestos para investigación y desarrollo. De hecho, muchas veces las ideas más innovadoras provienen de pequeñas empresas que se ven forzadas a innovar para sobrevivir. En una PYME, la innovación no es solo una opción, es una necesidad.

Las grandes empresas, en su intento por replicar esta cultura de innovación, han creado espacios de experimentación, como laboratorios de ideas o centros de innovación. Sin embargo, en muchos casos, les falta la agilidad que caracteriza a las PYMES. En una pequeña empresa, un empresario puede tener una idea por la mañana y estar implementándola por la tarde. En una gran corporación, esa misma idea podría pasar por varias capas de aprobación antes de ver la luz.

Lo que las PYMES tienen a su favor es una cultura en la que se permite y se fomenta la experimentación. Los errores no son vistos como fracasos, sino como oportunidades de aprendizaje. Esta mentalidad de aprendizaje continuo es algo que las grandes empresas están intentando imitar, creando entornos donde los equipos puedan experimentar sin temor a las consecuencias.

4. Flexibilidad organizativa

Las PYMES también sobresalen en términos de flexibilidad organizativa. Al no estar atrapadas en estructuras rígidas, pueden ajustar sus operaciones de manera rápida y eficiente según las necesidades del mercado. Esta flexibilidad es especialmente valiosa en tiempos de crisis, donde la capacidad de adaptación es la clave para la supervivencia.

En las grandes empresas, la flexibilidad organizativa es más difícil de lograr debido a sus complejas estructuras jerárquicas. Sin embargo, muchas están adoptando estrategias para ser más ágiles y flexibles, como el uso de equipos de trabajo multidisciplinarios o la implementación de metodologías ágiles que les permitan pivotar rápidamente cuando sea necesario.

El reto para las grandes empresas es que, aunque logren emular la flexibilidad operativa de una PYME, tienen que equilibrar esa flexibilidad con la necesidad de mantener la coherencia en su estrategia a gran escala. La flexibilidad es más fácil de gestionar en una empresa pequeña, donde las decisiones pueden tomarse y aplicarse de inmediato sin comprometer la estabilidad general de la empresa.

5. Sentido de pertenencia y compromiso

Finalmente, una característica que las grandes empresas están intentando replicar es el sentido de pertenencia y compromiso que a menudo existe en las PYMES. En una pequeña empresa, los empleados no son solo trabajadores, sino miembros de una familia. Sienten que su trabajo tiene un impacto directo en el éxito de la empresa, y esto genera un alto nivel de motivación y compromiso.

Las grandes empresas, por su parte, enfrentan el desafío de mantener ese nivel de compromiso entre sus empleados, que muchas veces se sienten como engranajes en una máquina gigantesca. Para abordar este problema, algunas corporaciones han adoptado estrategias como la creación de equipos más pequeños y autónomos dentro de la organización, o la implementación de programas de reconocimiento que refuercen el sentido de pertenencia.

No obstante, el reto de replicar este sentido de comunidad y pertenencia en una gran empresa es considerable. Las PYMES, por su tamaño y su estructura más íntima, tienen una ventaja natural en la creación de una cultura empresarial donde los empleados se sientan verdaderamente valorados y comprometidos con los objetivos de la empresa.

Conclusión

Las grandes empresas se están dando cuenta de que, para ser verdaderamente competitivas y exitosas en el entorno actual, necesitan recuperar algunas de las características que las PYMES siempre han tenido: agilidad, cercanía con el cliente, innovación, flexibilidad y sentido de pertenencia. Sin embargo, emular a una PYME no es sencillo, y las grandes corporaciones se enfrentan al desafío de integrar estas características dentro de sus complejas estructuras organizativas.

Las PYMES, por su parte, deben darse cuenta del valor de lo que ya tienen y seguir apostando por estas características que las hacen únicas y competitivas. Al final, las grandes empresas y las PYMES pueden aprender mucho unas de otras, pero lo más importante es que cada una se mantenga fiel a su esencia y aproveche al máximo sus fortalezas. Porque, al final del día, la clave del éxito no está en ser grande o pequeño, sino en ser ágil, adaptable y siempre estar cerca de las necesidades del mercado y de las personas que forman parte de la empresa.

Para contactar a Juan Carlos, escríbele a jcvalda@grandespymes.ar

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