por Pilar Alcázar
¿Cuántos emprendedores sueñan con montar un proyecto de éxito y venderlo por una millonada para no volver a trabajar?
La cultura del pelotazo en el entorno emprendedor existe en la mente de muchos, pero en la práctica son muchos más quienes después de crear una empresa de éxito y vender por cifras (suponemos) millonarias, vuelven a lanzar nuevos negocios o crear proyectos que ayuden a otros a emprender que vivir de las rentas por el resto de sus días.
Hemos hablado con los protagonistas de 4 de los exits más conocidos de nuestro país, los fundadores de ElTenedor, Rastreator, Clicars y Panoramio para saber qué lleva a un emprendedor a vender algo que le ha costado tanto crear y por qué vuelven a emprender en lugar de vivir la vida.
Y lo que nos hemos encontrado es que la venta obedece más a la pura lógica de la evolución del negocio o de ellos mismos como emprendedores: negocio o emprendedor que necesita un empujón de dinero y recursos para competir en el mercado. En la práctica, dice Pablo Fernández, CEO de Clidrive, “hay más gente arrepentida de no vender que de haber vendido”.
Hay también quien vende porque resulta difícil aguantar la presión de competir con un gigante cuando apenas estás tú mismo empezando a aprender a emprender, como le sucedió a Eduardo Manchón, antes de vender Panoramio a Google. Y quien vende para tener tranquilidad personal y reinvertir en nuevos proyectos con menos riesgo y más control sobre el proyecto.
¿Por qué reinciden?
Todos han vuelto a emprender, con más o menos éxito, en un periodo corto. A veces con ideas propias, y otras subiéndose a los proyectos de otros con la seguridad de que lo que ellos saben hacer es ejecutar una idea, sea propia o de otros. Algo que repiten absolutamente todos, frente a la idea del líder visionario en la que no cree ninguno de ellos.
¿Otros patrones que se repiten? El primero y más evidente es que les va la marcha. Son personas con inquietudes y que disfrutan creando algo importante desde cero o cuando todavía es un proyecto pequeño.
Dos, ya hemos hablado del absoluto ateísmo de todos cuando se trata de verse como líderes visionarios, ¿verdad? Pues resulta que todos creen a pies juntillas que su experiencia como emprendedores de éxito les garantiza saber llevar un negocio que arranca al siguiente nivel. Y claro resulta lógico que insistan en emprender y que sean mayoría quienes lo hacen en proyectos de otros en fase early.
Hay también en la mayoría de ellos el deseo de revertir a la sociedad o al ecosistema emprendedor parte de lo que ellos han recibido, invirtiendo en nuevas startups (casi todos) o creando fundaciones para el emprendimiento, como Pablo Fernández Álvaro con su Fundación Clicollege.
Y muy lejos de ver el exit como una ocasión para “vivir de las rentas” todos hablan de la oportunidad de crear algo más grande o a más largo plazo con el dinero obtenido porque pueden reinvertir en proyectos más ambiciosos o más personales, sin la presión de jugarse todo su patrimonio a una sola carta.
4 emprendedores en serie
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Eduardo Manchón, CEO y fundador de MailSuite
Fundador de Panoramio (vendida a Google) y de Loquo (vendida a eBay)
“Cuando empiezas con los primeros proyectos tienes la dificultad no solo de hacer tecnología, sino también de crear una empresa. Es bastante difícil gestionar toda la presión y el riesgo que estás asumiendo. Yen un momento determinado, vendes”
Eduardo Manchón es desde 2013 CEO de MailSuite, una startup que hasta hace unos meses conocíamos como MailTrack y que acaba de cambiar de marca para ampliar sus servicios (de email tracking a una suite de herramientas para correo electrónico).
Lleva más de diez años en el mismo proyecto, pero antes ha pasado por varios proyectos y exits que son ya historia viva del emprendimiento español: con Loquo, adquirida por eBay y con Panoramio, comprada por Google. Dos exits en un margen de tiempo de dos años cuando apenas contaba con 26 años.
En 2004 entra como socio en Loquo, una startup de anuncios clasificados fundada por Ubaldo Huerta (que trajo la idea de EEUU) y dos años después la habían vendido a eBay. Enseguida (2005) fundan Panoramio (junto con Joaquín Cuenca, hoy CEO de Freepik) y otra vez les compran (esta vez Google) con un margen de un año y ocho meses.
¿Por qué decidisteis vender dos veces en tan corto margen de tiempo?
“Cuando empiezas con los primeros proyectos tienes la dificultad no solo de hacer tecnología, sino también de crear una empresa. Los proyectos de internet escalan muy bien y si has creado algo de un valor inmenso y le interesa a una empresa mayor sabes que ellos lo van a llevar a un nivel superior. Tú, por otra parte, tienes toda la incertidumbre y toda la presión de estar aprendiendo a gestionar una empresa que se va haciendo muy grande y muchas veces es bastante difícil gestionar toda la presión y el riesgo que estás asumiendo. Yen un momento determinado tomas la decisión de vender, porque sabes que cuando algo crece muy rápido, crece por ciertas razones que también son muy volubles. De repente, puedes dejar de crecer y los proyectos también se valoran mucho por cómo crecen. Al final es un mundo de expectativas”, comenta Eduardo Manchón.
Unos chavales aprendiendo a hacer negocios que, sin embargo, no dudaron en decir no a Google en su primera propuesta de compra. “Nosotros primero nos integramos dentro de Google Earth, el sistema de mapas de Google de la época. Google Earth utilizaba las fotos que la gente subía a nuestra comunidad. Funcionó tan bien que nos pusieron como si fuéramos parte del producto, que tenía más de 300 millones de usuarios en aquel momento. Nos hicimos muy grandes gracias a esa colaboración y en un momento determinado Google se planteó lo que se llama compratración, que es una compra y una contratación. Te compro, pero no tanto por el valor de tu empresa, sino por el conocimiento que tenéis. Y les dijimos que no, seguimos colaborando, y cuando ya crecimos mucho sí que nos hicieron una oferta de compra de verdad”.
En realidad, esa fue una oferta que no podían rechazar. “Nos dijeron, ‘si no nos vendéis, la colaboración tendrá que cambiar’. No era un chantaje porque, de alguna manera, nos estaban regalando un tráfico muy potente, pero nos habíamos montado en la chepa de Google Earth y eso no se podía prorrogar. Cuanto más grandes nos hacíamos nosotros, de alguna manera nos convertíamos en un peligro para ellos”.
Venden y Eduardo Manchón se queda como Product Manager en Google de 2007 a 2010, “donde tuve la oportunidad de conocer gente que luego ha sido muy potente, que entonces estaban empezando como nosotros. Fue una época realmente chula. Que eso te pille a los 30 años, pues, había que vivirlo”.
Sale de Google y vuelve a las andadas: lanza otro proyecto, de nuevo con Ubaldo Huerta. Fracasan. Vuelve a intentarlo con otro. También fracasa. “Entonces me di cuenta de que no tenía que hacer lo mismo que había intentado hacer. Otra vez dos socios de cero, bootstrap, sin inversión. Y empecé a ser advisor de proyectos, a conocer muchos proyectos, entre ellos, MailTrack, que se fundó en 2013. Yo me incorporé en2015”.
¿Por qué te incorporas a un negocio de otros?
“Cuando te ha salido todo bien crees que puedes con todo, pero no es así. La suerte es un componente básico, por eso yo decidí que no iba a iniciar más proyectos, sino que prefería incorporarme a algo que ya estuviera validado, que ya tuviera suerte, digamos, porque si a un proyecto nuevo que ya va con ese componente de suerte le sumas tu experiencia tienes mucho que aportar y es todo mucho más fácil”.
“Hay gente que se cree que tiene mucho mérito y no quiero quitar mérito a nadie, pero estas cosas salen bien por una conjunción de planetas. Sin darte cuenta estás creando algo a lo que luego el mercado responde muy bien, pero también puedes haber creado una cosa maravillosa que no interesaba en ese momento. También conozco mucha gente que ha trabajado mucho y no les ha ido bien. Hay una parte que tiene que ver con el mercado, el momento… nadie sabe qué va a funcionar, porque si fuese así todo el mundo lo haría”.
“Yo me veo más como alguien que una vez que ya ha pasado por ahí sabe cómo se hace un proyecto grande y dónde vas a tener problemas. Es más un conocimiento operacional y de cuáles son los retos, de saber hacer cosas, pero no significa que sepas encontrar esa cosa. Encontrar esa cosa es una parte de suerte”.
¿Te podrías haber retirado con las dos primeras ventas de tus empresas?
“Pues poderte retirar, claro, depende del estándar de vida de cada uno. Es muy relativo. Sí te la soluciona la vida. ¿Hasta el punto de no trabajar? Podría no trabajar, pero realmente sería muy raro, ¿no? Con 30 años ya de retirada… Quizá a la pregunta de por qué volver a montar algo, la respuesta es porque quiero superar lo que he hecho antes. Los anteriores proyectos de alguna manera fueron más oportunistas, algo que funciona y se vende rápido. Y MailSuite es un proyecto donde estamos construyendo algo bastante grande y es una cosa de mucha mayor entidad”.
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Fundador de Clicars, adquirida por Stellantis
“Si haces un exit de 100 millones tienes una parte que dice, pues ya tengo tranquilidad para el resto de mi vida, y otra parte que dice, voy a invertir y ahora voy a hacer una empresa de mil millones. Ayuda a aumentar la ambición del siguiente proyecto”.
Pablo Fernández Álvarez montó su primera empresa con 22 años, Becasfácil, un marketplace de becas en el que invirtió 1.400 euros. Después llegó Clicars, Clikalia, Clidrive, la fundación Clicollege, todas ellas como fundador. Además, forma parte del consejo de 10 startups y ha invertido en 80 proyectos.
Tuvo su gran exit con la venta de Clicars en 2022, pero insiste en que el exit no es la meta, sino un medio para conseguir retos más grandes, montar nuevos proyectos aprovechando la experiencia y sin necesidad de diluirse. De hecho, en su actual proyecto, Clidrive, donde ejerce de CEO, conserva el 100% de la compañía. Y es presidente sin funciones ejecutivas en sus otros proyectos: Clikalia y Fundación Clicollege.
“Lanzamos Clikalia en 2018 mi socio Alister (Moreno) como CEO y yo todavía como CEO de Clicars. Lo estábamos llevando en paralelo. El exit final fue en 2022, pero en 2017 ya hicimos una venta parcial de la compañía, ganamos un dinero que invertimos en Clikalia y en muchos otros proyectos. Siempre se habla de un exit total, que es cuando vendes el 100% de la compañía y sales como fundador y ejecutivo, pero los exits parciales también están muy bien porque te ayudan a reducir tu riesgo. En mi caso, que había dejado mi trabajo e invertido todos mis ahorros en Clicars, sin salario, era todo o nada. Si eso no funcionaba me quedaba arruinado y a volver a empezar. Vender un porcentaje de la compañía te permite disponer de dinero y reducir ese riesgo de todo o nada. Dices, ‘oye si esto falla por lo menos he vendido algo’, y puedes utilizar ese dinero para tener estabilidad financiera e invertir en otros proyectos”, explica Pablo Fernández Álvarez.
En su caso, invirtió parte de la venta de Clicars en Clidrive, “3 millones de euros de mi propio bolsillo para tener el 100% de Clidrive. Ya factura más de 120 millones, es rentable y no me tengo que diluir”, comenta.
“El problema de muchos emprendedores es que cuando empezamos tenemos que hacer la típica ronda semilla de bussines, luego la Serie A y cuando llegas a los tres años más de la mitad de la empresa ya no es tuya. En cambio, cuando eres un emprendedor en serie puedes ser inversor y fundador al mismo tiempo”.
¿Por qué vendió Clicars una persona que “atesora” compañías?
“Uno nunca crea una empresa con intención de venderla, pero sí es cierto que, si esa empresa va bien, al final te terminan llevando. Y primero siempre tienes la obligación de analizar la oferta por tus inversores”, explica. “En segundo lugar hay un tema que tiene que ver con el momento en el que está el proyecto y de las ganas y energías del emprendedor. Puede ocurrir que tras 10 o 15 años en un proyecto, haber construido algo valioso, te preguntes si quieres seguir más tiempo. Y luego está el tema del riesgo. Conozco a más emprendedores que se han arrepentido por no aceptar una oferta de adquisición que por aceptarla. Gente que dice que no porque cree que su empresa vale mucho dinero y luego cuando quiere vender la compañía puede terminar valiendo cero”.
Un riesgo que sobre todo se vive con el primer proyecto. “Hay una diferencia muy grande con la primera compañía. Con el primer proyecto tienes todo tu patrimonio en esa empresa. Es como todo o nada. Vender te da una tranquilidad financiera, como fue mi caso, para afrontar otros proyectos con otra mentalidad; puedes tomar más riesgo. Si haces un exit de 100 millones tienes una parte que dices, pues ya tengo tranquilidad para el resto de mi vida, y otra parte que dice, voy a invertir y ahora voy a hacer una empresa de mil millones. Ayuda a aumentar la ambición del siguiente proyecto”, asegura Pablo Fernández. Y añade: “Lo que es malo para mí es retirarse, porque entonces el mundo habrá perdido un emprendedor, puestos de trabajo, impuestos, capital social, etcétera”.
A una persona tan activa como Pablo Fernández (tiene 6 récords mundiales Guinness en natación de larga distancia) la idea de retirarse ni se le pasa por la cabeza. “Cada uno puede hacer lo que quiera con su vida, pero creo que cuando un emprendedor se retira tras un exit la sociedad está perdiendo uno de sus mayores activos, que es la gente que es capaz de lanzar una idea y montar un proyecto que genere empleo, riqueza e impuestos”.
Ademas, dice, la experiencia del exit ayuda a hacer los demás proyectos con más facilidad. Como los padres que ya han pasado por el nacimiento del primer hijo y luego deciden tener más. “No hay una forma única de vivir un exit. Hay quien se monta un fondo, otros que se toman unos años sabáticos y otros como es mi caso, que nos va la marcha de empezar otros proyectos. Pero después de un exit ya no necesitas inversión, porque pones tu propio capital, es más fácil levantar dinero porque tienes un prestigio, y disponer de un equipo porque mucha gente que te ha acompañado antes te acompaña en los siguientes proyectos”.
Escuchándote parece todo fácil. Luego piensas en todo lo que compaginas y uno se pregunta, ¿cómo lo haces?
“Me lo pregunta mucha gente. Cómo gestiono tantas compañías, tantas inversiones, pero combinar todo eso es, en sí, energético. Cuando haces varias cosas tienes perspectiva. A mí eso me ayuda mucho. Estoy con Clidrive, luego me voy a un consejo de Mundimoto, luego me voy a un consejo de Clikalia, y todo eso me da mucha perspectiva que luego puedo implantar. Esa parte, que es más de ser polifacético y tener diferentes variables en el mundo en el que vivimos, donde hay tanto tan dinámico, creo que cada vez es más importante».
“Al final somos gente que nos va la marcha. Lo que más me motiva es crear cosas nuevas. Cuando ves todo el proceso de algo que estaba una idea y luego se ejecuta es maravilloso; la felicidad que yo siento es que hace nueve años no existía la venta de coches online, Clicars no existía, y hoy es una empresa que ha dado mil puestos de trabajo, que ha facturado mil millones, que ha entregado 70.000 vehículos. Es una satisfacción brutal crear algo desde cero. Y ver cómo con tu trabajo estás creando valor para la sociedad.
¿Volverías a vender alguno de tus proyectos?
“Nunca digas nunca, porque en la vida, cuando se presenta siempre tienes que analizarlo y depende del momento en el que estés. Si mañana mi padre tiene un tratamiento de cáncer que vale 100 millones igual vendo. Pero si no necesito el dinero, mi idea es no vender. La idea es seguir creando valor, seguir creciendo y que dentro de 40 o 50 años sea una empresa que generen decenas de miles de empleos y decenas de millones de euros en impuestos. Mi sueño es seguir involucrado en la empresa dentro de 15 años.
“En los exits, la gente siempre piensa en el emprendedor que ha ganado dinero, pero los emprendedores tecnológicos damos un porcentaje de la empresa a nuestros empleados. Clicars, Clikalia, Clidrive, ha dado mucho dinero a mucha gente de mi equipo. Eso también me enorgullece. Compartir el éxito dando acciones. En Clicars todos los empleados tienen acciones. Con el exit todos han ganado algo también”.
Insiste en que “el motivo para emprender no es vender la compañía, no es dar un pelotazo, es ser útil para la sociedad, resolver un problema, contribuir. El éxito no es el exit”. Y nos invita a ver en Endeavor, El efecto multiplicador de las ventas de una compañía. “Cuando se vende una compañía se genera un efecto multiplicador, porque ese capital se utiliza para invertir en otros proyectos; los fundadores y algunos de los ex empleados montan compañías. Por ejemplo, en el caso de Clicars, han salido más de 72 empresas de Clicars. Ex empleados que han montado sus empresas o que yo he invertido directamente. Una empresa se vendió, pero gracias a eso otras 72 han nacido; y serán muchas más dentro de 5 años. En Cabify son 110, en Glovo otras 100… hay ciertas empresas que se convierten en catalizadores de todo un ecosistema”.
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Elena Betés, CEO de Dide.org y Emooti
Fundadora de Rastreator, adquirida por Red Ventures
“Hacer un exit con el que puedo vivir de las rentas perfectamente es lo que me da la libertad de emprender mirando a largo plazo, es decir, aprender de nuevo, volver a iniciar y tomar riesgo con la tranquilidad de que no lo necesito”.
Rastreator es el proyecto más conocido de Elena Betés, pero ni es el primero ni será el último. Antes de hablar del exit que le permitiría vivir de las rentas (algo que reconoce sin titubear pero que ni se plantea) habla de una retahíla de exits relacionados con fracasos. “Porque siempre se habla del exit como éxito pero técnicamente un exit es siempre que sales de un negocio”, explica antes de puntualizar uno por uno todos los exits fracasados por los que ha pasado antes de llegar a la venta de Rastreator: la primera iniciativa empresarial que cierra porque no consigue levantar dinero, la segunda, PuntoSeguro, que acaba en exit porque no crecía y acaban recomprándosela a los family and friends que habían invertido en ella (y que hoy todavía es de su familia). Otra quiebra posterior en Alemania…
“Después de esa quiebra me incorporo a lanzar el mismo proyecto en España, con Admirall Group como inversor principal y de ahí sale Rastreator”. Y de aquí, sí, saldrá 14 años después, con un gran éxito con mayúsculas, pero también pasando por exits en los mercados en los que no consiguen que triunfe la empresa, como China o Turquía.
A Betés como a los demás protagonistas de este artículo le mueve la pasión por emprender. “Me moriré emprendiendo”, asegura. Pero cuando crea un proyecto lo concibe más pensando en el disfrute del camino que en la meta final. “Mi propósito para emprender ha sido siempre crear un espacio de trabajo en el que a mí me hubiera gustado trabajar. Espacios de conciliación y me hubiera dado igual emprender en comparación de seguros que en otra cosa porque no buscaba cambiar una industria, aunque luego se cambió, buscaba cambiar una manera de trabajar”.
Funciona, además, por proyectos de 7 años que refleja en cuadernos. “Siempre voy apuntando a todo y cuando veo que no hay nada nuevo sé que hay que cambiar de ciclo.
Yo estoy en una posición máximo 7 años y a partir de ahí creo que aporto menos valor y me tengo que mover. En Rastreator ya había terminado mi ciclo, no estaba aportando valor”, comenta.
Rastreator ya era un gigante cuando se vende…
“Salimos porque en ese momento detecto que la propiedad (Admirall Group) estaba destruyendo valor. Había un montón de capas de compliance y de supervisión que destruían valor. Había que buscar otra propiedad. Y empezamos a organizar el spin off que lleva al exit de 2021. Hicimos el exit sin exigencia por parte de los compradores para quedarnos. Pero yo me quedé para lanzar un proyecto paneuropeo, me quedé un año en Europa tratando de desarrollarlo. Y en segundo lugar porque entiendo que me tengo que quedar con mi equipo o sea no me planteo vender y salir, porque a mí me gustaba lo que estaba haciendo”.
¿Por qué emprender en educación viniendo de toda la vida del mundo de los seguros?
“Tenía muy claro que mis preocupaciones eran la salud y la educación, ¿entonces por qué me iba a quedar en un área en la que no me atraía nada trabajar? Después de un año intentando montar el proyecto paneuropeo decidí que era mi momento para cambiar a educación y me fui a Estados Unidos, dentro del mismo grupo, que tenía un negocio de educación, a conocer el sector”.
En 2023 se une a Dide.org y en 2024 a Emooti. “Cuando salgo del sector del área de comparación que es a lo que me había dedicado los últimos 20 años, decidí dedicarme a educación o salud, y empiezo a investigar ideas y conceptos, empiezo a ver empresas y conozco Dide, que era una empresa que llevaba operando en España bastante tiempo, pero muy pequeñita porque no había hecho un desarrollo de market fit, no se había comercializado ampliamente. Entonces, entro en capital con un tercio manteniendo al fundador con otro tercio y a los socios minoritarios con otro tercio”.
Dide es una herramienta para conocer las capacidades de los niños y ayudar a los profesores y padres a desarrollar todo su potencial. Puede identificar si tiene un riesgo de TDA o si tiene otras fortalezas. “A mí me gustó mucho el tema porque yo soy disléxica y me dije, ‘qué maravilla si hubiera un sistema que hubiera detectado antes el problema por el que sufrí en el colegio’.
Siendo su motivación para emprender desarrollar espacios de conciliación en el trabajo, no resulta extraño que se plantee estos dos proyectos a largo plazo. “Vamos a trabajar mucho y vamos a trabajar muy bien, pero sin renunciar al equilibrio personal. Mi éxito es haber conciliado y haber creado algo que, además, genera un exit con el que estamos todos muy contentos. Pero el éxito es ese combinado. Hay que desarrollar un modelo de emprendimiento diferente al modelo Elon Musk. Tengo una visión más humanista o más naif del emprendimiento y no creo que seas bueno porque estás 24 horas en la oficina trabajando. Es que es mentira, no lo hace ni él. No es más que un post”.
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Marcos Alves, Chief Growth Officer de LUDA Partners
Fundador de ElTenedor, adquirida por Tripadvisor
“Lo que me motiva a la hora de emprender es encontrar sectores con gran potencial de transformación. Para mí emprender no es solo una cuestión de dinero, sino una pasión. Es mi forma de ver la vida”.
Marcos Alves fundó ElTenedor en 2006, con apenas 26 años. En 2015 lo venden a Tripadvisor, pero sin salir del proyecto. Permanece en él seis años más, hasta 2021, liderando todo el proceso de internacionalización del negocio.
Ese mismo año entra en LUDA Partners, de nuevo un negocio de tecnología aplicada a un sector tradicional, en este caso las farmacias. Un proyecto que se había lanzado en 2017 y al que él se une para hacerlo crecer.
¿Por qué vender ElTenedor en pleno crecimiento?
“Vender ElTenedor no fue una decisión sencilla y estuvo motivada por varios factores. Después de 8 años trabajando para construir la empresa y transformar un mercado tan tradicional como el de los restaurantes, pasamos por todo tipo de momentos: muchos de ellos geniales, pero también otros muy duros, incluidos algunos en los que casi nos quedamos al borde de la quiebra. Sin embargo, desde el principio, sabíamos que ElTenedor no era una startup que creamos pensando en venderla rápidamente; era un proyecto con visión a largo plazo, que buscaba convertirse en un negocio viable y marcar un antes y un después en la forma en que los consumidores se relacionan con los restaurantes”, comenta Marcos Alves.
Pero llega la oferta y vende, pensando en la estabilidad para la familia y que “no siempre vas a tener una oportunidad como esa, y como dice el refrán, ‘más vale pájaro en mano que ciento volando’, reconoce.
Se puede decir que era el momento adecuado para vender. Más allá de lo estrictamente económico. “Cuando una empresa alcanza cierto tamaño, es normal que llevarla al siguiente nivel implique buscar un socio o inversor con mayor capacidad para respaldar su crecimiento. Esto, muchas veces, significa ceder la mayoría del control, que en esencia es equivalente a vender. En nuestro caso, vender no significaba abandonar el proyecto, sino encontrar la manera de hacerlo crecer más allá de lo que podríamos haber logrado por nuestra cuenta”.
El exit de ElTenedor fue un exit parcial ya que él siguió liderando la compañía para expandirla internacionalmente. Hacerla crecer con menos riesgo y con el respaldo de una empresa más grande les ayudó a llevar el proyecto donde lo habían soñado, dice. “Para mí, la aventura no se acababa con la venta. Cuando nos compraron, estábamos en tres países: España, Francia y Suiza. Había muchísimo por hacer. Decidí quedarme porque esos años fueron como un máster increíble. Pasamos de estar en 3 países a estar en 22 en apenas cinco años. Durante ese tiempo, adquirimos varias compañías, pasamos de ser 150 personas a más de 1.000 empleados, y además de seguir en la junta, me encargué de Iberia, Latinoamérica y Australia (¡un horario ideal para no dormir, jeje!).
Fueron años de mucho aprendizaje, pero “con el paso de los años empecé a sentir el deseo de volver a emprender. Quería encontrar el proyecto adecuado, pero no quería tomar esa decisión a la ligera. Quería hacerlo con calma, asegurándome de encontrar la idea y los socios que me permitieran crear algo grande, algo que tuviera el mismo impacto y pudiera suponer una revolución en una industria como la que conseguimos en el mundo de los restaurantes”.
Ese proyecto es LUDA Partners [una de las startups más innovadoras de 2021], una herramienta para digitalizar las farmacias y evitar problemas de suministro fundada en 2017 por sus socios Daniel de Carvajal y Luis Martín Lázaro. “Yo me uní al proyecto con la intención de llevarlo a otro nivel, aportando mi experiencia en escalar empresas”.
¿Qué tienen que ver las farmacias con la restauración?
“Al igual que en el mundo de la restauración, es un área en la que todavía queda muchísimo por hacer. Eso es algo que me motiva mucho a la hora de emprender: encontrar sectores con gran potencial de transformación. Además, el ámbito farmacéutico tiene una dimensión social que me atrae. La posibilidad de hacer una contribución real y positiva en la vida de las personas, especialmente después del COVID, le da aún más valor al proyecto. El sector farmacéutico es crucial, y el proyecto que estamos desarrollando es internacional y escalable, lo cual también me resulta muy atractivo”.
“Es cierto que no tenía experiencia directa en el sector farmacéutico, pero tampoco tenía tanta experiencia en restauración cuando empecé con ElTenedor. Lo que aportamos al sector en ambos casos es principalmente tecnología, y nuestra misión es ayudar a mejorar todos los aspectos de su funcionamiento: desde lo económico hasta los servicios, la operativa y mucho más”.
Hoy no se plantea un exit. Todavía están en pleno desarrollo del negocio. “LUDA cuenta con una cuota significativa de farmacias, más del 15% en toda España, lo que demuestra una base sólida sobre la que seguir creciendo. Estamos desarrollando una tecnología innovadora que aporta un gran valor al sector farmacéutico en su conjunto, facilitando la conexión entre laboratorios, farmacias y pacientes, y mejorando significativamente el servicio que estos profesionales pueden ofrecer. No obstante, si identificamos una oportunidad que no solo cree valor para nuestros socios, sino que también mejore nuestra herramienta y esté alineada con nuestra misión y visión, permitiendo ayudar a más farmacias y pacientes, nuestro deber es explorarla”.
En todos estos años has compaginado tu faceta emprendedora con la inversión en otras startups. ¿Por qué no vivir de las rentas y volver a estar en el día a día de una empresa?
“Son cosas muy diferentes. Para mí, invertir en startups es una forma de apoyar a nuevos emprendedores y devolver algo al sector que tanto me ha dado. En el caso de LUDA Partners, decidí involucrarme en el día a día porque creía que el valor que aportaba era lo que la compañía necesitaba para dar un salto hacia adelante y era el campo perfecto para poner en práctica todo mi conocimiento y experiencia de ElTenedor, y los resultados que estamos obteniendo lo avalan”, explica.
“Me atrajo a su vez la labor social que se hace desde LUDA, que no deja indiferente a nadie. Ayudar a tantos pacientes (+ 425.000) a encontrar el medicamento que necesitan es un impacto enorme en el sector salud, a mí esto también me llena mucho personalmente”.
Por otro lado, aunque sería tentador «vivir de las rentas», la verdad es que no es mi caso, ni es lo que busco. Al igual que cuando lanzamos ElTenedor, lo que realmente me motiva ahora es transformar una industria y ayudar a las personas con las herramientas que nos permite la tecnología e internet. Para mí, emprender no es solo una cuestión de dinero, sino una pasión. Es mi forma de ver la vida. No podría quedarme quieto en casa viviendo de lo que ya he hecho; mi mujer no me aguantaría, jeje. Mientras tenga energía, seguiré creando proyectos y ayudando en lo que pueda”.
Fuente: https://emprendedores.es/casos-de-exito/emprendedores-en-serie/