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𝗜𝗻𝗱𝗶𝗰𝗮𝗱𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗻𝗼 𝗲𝘃𝗶𝗱𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀: ¿𝗤𝘂𝗲́ 𝗽𝗼𝗱𝗿𝗶́𝗮𝘀 𝗺𝗲𝗱𝗶𝗿 𝘆 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗼𝗹𝗮𝗿, 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝗺𝗶𝗱𝗲𝘀 𝗻𝗶 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗼𝗹𝗮𝘀 𝗵𝗼𝘆?

𝗟𝗮 𝗱𝗶𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲 𝗻𝗼 𝘀𝗮𝗯𝗲𝗿 𝗰𝗼́𝗺𝗼 𝘆 𝗻𝗼 𝗽𝗼𝗱𝗲𝗿 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗮𝗿 𝗹𝗮 𝗺𝗮𝗻𝗲𝗿𝗮 𝗱𝗲 𝗴𝗲𝘀𝘁𝗶𝗼𝗻𝗮𝗿 𝘁𝘂 𝗣𝗬𝗠𝗘

Mixed race businessman thinking in office

Por Juan Carlos Valda

Hay un momento en la vida de casi todos los empresarios de PYMES donde aparece una frustración recurrente: «quiero que mi empresa mejore, que funcione diferente, pero no sé ni por dónde empezar». Y, en otros casos, el sentimiento cambia un poco: «sé lo que hay que hacer, pero no puedo hacerlo». ¿Te suena familiar? Si estás en alguna de estas situaciones, te aseguro que no estás solo, y lo mejor de todo es que ambas tienen solución.

Hoy quiero hablarte de esa diferencia entre «no saber» y «no poder» cambiar la manera de gestionar tu empresa, cómo identificar en cuál de estas situaciones estás y qué pasos puedes dar para salir adelante con la ayuda adecuada. Porque, aunque la realidad de las PYMES puede ser compleja, hay herramientas, estrategias y, sobre todo, personas que pueden marcar una gran diferencia.

No saber: cuando te falta el mapa

«No sé por dónde empezar». Esta frase refleja un problema que está más relacionado con el conocimiento. Si sientes que tu empresa funciona «como siempre lo hizo», pero ya no da los resultados que esperabas, probablemente estés enfrentando un desafío de «no saber».

Veamos un ejemplo sencillo: imagina que llevas años gestionando tu empresa con un sistema que funcionaba bien cuando tenías 10 empleados, pero ahora, con 50 personas en tu equipo, ese mismo sistema se siente caótico, lento y poco efectivo. Sabes que algo no anda bien, pero no tienes claro qué es ni cómo solucionarlo. Este es el típico escenario donde falta conocimiento o herramientas específicas.

¿Qué puedes hacer en este caso?

  1. Capacitación: Invertir en aprender sobre gestión, procesos, o incluso temas financieros puede darte claridad. Muchas veces, el empresario PYME confunde problemas económicos con problemas financieros, por ejemplo. Y esto es algo que se resuelve adquiriendo conocimientos básicos.
  2. Diagnóstico: Aquí es donde entra el valor de un buen consultor. Un especialista puede ayudarte a analizar tu empresa como un todo, identificar qué áreas están funcionando bien y cuáles necesitan un cambio. Porque, muchas veces, lo que parece un problema de ventas es, en realidad, un problema de producción o de logística.

Un consultor actúa como ese médico que te hace un chequeo general. Te ayuda a descubrir lo que no sabes, a poner nombre a los problemas y, más importante, a identificar las soluciones más viables.

No poder: cuando el problema está en la ejecución

Por otro lado, está la situación de «sé lo que hay que hacer, pero no puedo hacerlo». Esto, más que un problema de conocimiento, es un problema de ejecución. Y aquí es donde el asunto se pone más interesante, porque puede estar relacionado con varias cosas:

  • Falta de tiempo: Estás tan metido en el día a día de tu empresa que no encuentras espacio para implementar cambios.
  • Resistencia al cambio: Cambiar significa salir de la zona de confort, y no siempre es fácil.
  • Miedo a los errores: Hacer algo diferente siempre trae consigo el riesgo de equivocarse. Y en una PYME, donde los recursos son limitados, ese miedo puede paralizarte.
  • Falta de apoyo interno: Quizás sabes lo que hay que hacer, pero tu equipo no está alineado contigo, o sientes que no tienes las personas adecuadas para llevar adelante los cambios.

Si este es tu caso, la solución pasa por abordar estas resistencias. Aquí es donde un consultor no solo te da herramientas, sino que también te acompaña en el proceso. Porque saber qué hacer y hacerlo no son lo mismo, y muchas veces necesitas una mano extra para convertir la teoría en práctica.

El papel de un buen consultor

Permíteme ser directo: no todos los consultores son iguales. Hay quienes llegan con fórmulas genéricas, con recetas que quizás funcionen en una multinacional, pero que no se ajustan a la realidad de una PYME como la tuya. Lo que necesitas es alguien que entienda tus dolores, tus tiempos, tus recursos, y que trabaje codo a codo contigo.

Un buen consultor no te va a imponer un cambio. Va a ayudarte a:

  1. Identificar prioridades: No todo se puede cambiar a la vez. Hay que empezar por lo más urgente o lo que tiene mayor impacto.
  2. Diseñar un plan aterrizado: Nada de teorías complejas. Un consultor con experiencia en PYMES entiende que necesitas soluciones prácticas, fáciles de implementar y que den resultados visibles.
  3. Acompañarte en la implementación: Este punto es clave. Muchas veces, los empresarios necesitan a alguien que les dé confianza, que les diga «vamos juntos» y que esté ahí para resolver problemas en el camino.
  4. Fomentar el cambio cultural: En las PYMES, uno de los mayores desafíos es cambiar la mentalidad del equipo (y, a veces, del propio empresario). Aquí es donde un consultor puede ser un facilitador para construir nuevos hábitos y formas de trabajo.
  5. Medir resultados: Porque, al final, lo que no se mide no se puede gestionar. Un buen consultor te ayudará a establecer indicadores claros para saber si los cambios están funcionando.

¿Cómo empezar el cambio?

Si te sientes identificado con este tema, quiero dejarte algunos pasos iniciales para que comiences a tomar acción:

  1. Reflexiona sobre tu situación actual: ¿Estás en el grupo de los que «no saben» o de los que «no pueden»? Identificar esto es el primer paso.
  2. Busca ayuda: No tienes que hacerlo todo solo. Un consultor especializado en PYMES puede darte la claridad y el apoyo que necesitas para avanzar.
  3. Invierte en tu desarrollo: No se trata solo de dinero, sino también de tiempo y energía. Leer, capacitarte, asistir a charlas o talleres puede abrirte la mente a nuevas ideas.
  4. Sé paciente, pero constante: Cambiar la manera de gestionar tu empresa no ocurre de un día para otro. Es un proceso que requiere compromiso y perseverancia.
  5. Confía en el proceso: Aunque al principio pueda parecer difícil, los resultados valen la pena. Imagina tener una empresa más organizada, rentable y que funcione de manera eficiente, incluso cuando no estás presente.

Un mensaje final

Como consultor, he trabajado con decenas de empresarios que enfrentaban exactamente este dilema: «no sé» o «no puedo». Y déjame decirte algo: todos, absolutamente todos, pudieron salir adelante. La clave estuvo en reconocer que necesitaban ayuda, abrirse a nuevas ideas y, sobre todo, comprometerse con el cambio.

Si hoy sientes que tu empresa te está exigiendo más de lo que puedes dar, o que, por más que trabajas, los resultados no llegan, este es el momento de actuar. No esperes a que el problema se haga más grande. Busca el apoyo adecuado, arma un plan y da el primer paso.

Recuerda, cambiar la manera de gestionar tu PYME puede parecer un desafío enorme, pero no tienes que hacerlo solo. Con el conocimiento correcto y el acompañamiento adecuado, no solo es posible, sino que también puede ser el comienzo de una nueva etapa para tu empresa y para tu vida.

¡Ánimo! El primer paso hacia el cambio siempre es el más difícil, pero también es el que te lleva más lejos.

Para contactar a Juan Carlos e implementar estos conceptos en tu empresa, escribirle a jcvalda@grandespymes.com.ar

 

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