por Virginia Cabrera Nocito No soy persona con tendencia a la nostalgia. Soy mรกs de mirar hacia delante que hacia detrรกs. Y aunque, a ratos, guste de pararme a recordar, rara vez me encuentro perdida en la tesitura del โยฟquรฉ hubiera pasado siโฆ?โ Sin embargo, sin mucho planear y tras un par de encadenados e inocentemente locos โยฟY por quรฉ noโฆ?โ de los que surgen todos los buenos planes, he tenido la oportunidad de pasar un fin de semana con dos de mis amigas mรกs รญntimas de mis aรฑos de colegio. Hace mรกs de 30 aรฑos que las tres vivimos separadas por el mar. Y han sido tres dรญas sin parar de pasear (y de hablar, claro) con dos personas importantes en mi prehistoria, a las cuales, sin perder del todo el contacto, habรญa distraรญdo de un modo o de otro del roce mรกs รญntimo y personal. Ademรกs de un verdadero placer, este encuentro me inspira a una reflexiรณn profesional-personal que hoy me animo a compartir. Sin su permiso, que sรฉ que ellas, que tambiรฉn me leen a veces aquรญ, van a asumirla con una sonrisa como โuna de esas cosas que รฉsta nunca va a cambiarโ . Vamos por partes, porque esto de la mirada retrospectiva tiene, creo, su miga. ยฟCรณmo cambiamos a lo largo de los aรฑos?Algunos no cambiamos nada. Porque los aรฑos no son garantรญa de otra cosa que no sean arrugas en la cara, dolores en los huesos, o indeseadas redondeces en los sitios menos apetecibles de nuestro cuerpo. Asรญ que, sin mucho pensar y con un โes lo que hayโ instalado en la frente, algunos nos vamos dejando llevar mientras a la chita callando acentuamos nuestros miedos, filias y fobias. No crecemos, solo nos agudizamos. Afilamos nuestras aristas. Otros cambiamos radicalmente. Porque, ante una situaciรณn vital que nos cambia el tercio, de manera totalmente consciente (en modo โpโalante como los de Alicanteโ), o plenamente involuntaria (en modo โquiero ser invisibleโ o ยซme dejo arrastrar por el marยป), reaccionamos dando un giro de 180ยช a nuestra forma de ser y de ver la vida. A veces, acabamos incluso convertidos en alguien que, con los aรฑos, apenas reconocemos. A veces nos gustamos, a veces nos odiamos, pero no somos ni un รกpice de lo que fuimos. Pero, en general, la mayorรญa vamos cambiando sin apenas darnos cuenta. Asumiendo con mayor o menor fortuna los retos (que no solo se reacciona ante los golpes) que nos pone la vida. Unos estudios que te llevan lejos, en lo fรญsico y en lo moral, de una familia y una ciudad donde jamรกs volverรกs a encontrar tu sitio. Un dejar la supuesta ilusiรณn de tu vida para hacerte cargo de la empresa familiar cuando muere, sin avisar y con deudas que afrontar, tu padre. Un valiente โdonde dije digo Diegoโ para recuperar con paciencia y tenacidad la confianza de ese amor de tu vida al que tuviste la torpeza de, tensionada por otros, tratar de dejar atrรกs. Frente a esos retos mรกs o menos asumibles y que nunca elegimos del todo:
Solo si hacemos menos de los primeros y mรกs de los segundos, crecemos. Solo entonces conseguimos, poco y a poco y sin darnos cuenta (y este sin darnos cuenta es clave) hacer de nuestro yo algo mucho mรกs rico, ancho y complejo. Eso es lo que llamamos madurar. Y sรญ, va de anchar. Que no todo va a ser no entrar en la ropa ยฟCรณmo se influyen mutuamente los aspectos profesional y personal?En todo este proceso de madurez/no cambio/giro copernicano, no hay dos realidades disjuntas. Sea cual sea nuestro trabajo, nuestro carรกcter y nuestra vida, ninguno tenemos cerebro capaz de manejar el trabajo y la vida personal como si fueran contextos radicalmente diferentes. Ese cliente moroso con el que tienes que discutir cuando te vuelves โgerente a la fuerzaโ, te ayuda a poner a tu caprichosa hermana en su sitio sin necesidad, por fin, de romper del todo vuestra relaciรณn. Ese jefe que te manipula halagรกndote sin freno hasta que te coloca doblado el marrรณn del siglo, te alerta contra ese familiar carota de quien no puedes evitar pensar aquello de que โeste huevo quiere salโ cada vez que se te acerca con acento cantarรญn, y a quien toreas con garbo y sin despeinarte, con la ya no tan peregrina excusa de que tienes que ir a comprar cebollas. Del mismo modo, los mil roces con ese padre cuya excepcional cabeza da mil vueltas a la tuya y que ni atado a una bombona de oxรญgeno dejarรก de tratar de ordenarte la vida, te enseรฑan cรณmo tu tambiรฉn puedes meter tu baza en todos los proyectos, incluso en aquellos escrupulosamente planificados por un omnipotente gestor. O como esa madre que ha perdido la alegrรญa de vivir y arrastra los pies por la vida con un โtotal, ya ยฟpara quรฉ?โ instalado en la mirada, te sirve de estรญmulo a la menos uno para obligarte a cuadrar el cรญrculo del entusiasmo, jurรกndote, a lo Escalata O`Hara, que tu nunca arrastrarรกs los pies en tu trabajo. ยฟQuรฉ ayuda mรกs mirar, hacia delante o hacia detrรกs?El mundo nos dice que miremos con fuerza hacia delante. Y cierto es que, cuando vas cual buey tirando de carro, tiendes a focalizarte en el esfuerzo restante y en el camino que te queda. Fijas inevitablemente la mirada en lo que te falta por conseguir. Pero resulta que solo mirando atrรกs, podemos caer en la cuenta de cuรกnto (o cuรกnto de poco) hemos crecido. Y, cuando ya queda menos por delante que por detrรกs, es buen momento para mirar al pasado para, sin falsas complacencias ni lacrimรณgenas nostalgias, para poner en valor ese crecimiento (o esa ausencia de รฉl) al que no le das la importancia que merece. Y si no lo has hecho como te gustarรญaโฆ para ponerte las pilas, deshaciรฉndote de lastres, y tirando lรญneas hacia todo eso que aรบn estรกs en disposiciรณn de mejorar. Queda con quien formรณ parte de tu pasado personal y profesionalHazlo mucho, muchรญsimo mรกs. Por lo fรญsico o por lo digital. Haz planes. Inventa proyectos compartidos. Come. Pasea. Escribeโฆ Lanza tus locuelos ยซยฟY por quรฉ noโฆ?ยป Te enorgullecerรกs de ver su crecimiento. O te alertarรกs ante la falta de รฉl. Y te servirรกn de espejo para ver mejor el tuyo. O las tareas a las otros se han puesto y a las que tรบ te deberรญas ya poner. En lo personal y en lo profesional. Que vida y trabajo no son compartimentos estanco. Son vasos comunicantes. Que, recuerda, tienden a igualar su nivel traccionados por el nivel mรกs bajo. Fuente : https://balcon40.com/2024/11/15/por-que-es-importante-mirar-tambien-hacia-atras/ |