Por Juan Carlos Valda
Si alguna vez te preguntaste por qué tu empresa es como es, por qué las cosas funcionan o no funcionan de determinada manera, o por qué tus colaboradores actúan de cierta forma, la respuesta es más simple de lo que parece: tu empresa es el reflejo de ti mismo.
Hay una vieja enseñanza egipcia recogida en el Kybalión que dice: «Así como es arriba, es abajo». Este principio de correspondencia es una manera elegante de decir que lo que pasa en una organización tiene una causa clara: la cabeza de la empresa, es decir, de quien la dirige.
Si queremos entender qué ocurre dentro de una PYME, basta con mirar a su dueño o fundador. Su personalidad, su manera de ver el mundo, su nivel de organización (o desorden), su forma de tomar decisiones y su actitud frente a los problemas se reflejan directamente en la empresa.
Tu empresa no es lo que quieres, sino lo que eres
Muchos empresarios PYMES quieren una empresa ordenada, rentable, innovadora y con un equipo comprometido. Sin embargo, cuando uno se asoma a la realidad de la organización, lo que encuentra es desorden, improvisación, problemas de comunicación y falta de compromiso. ¿Por qué pasa esto? Porque no se trata de lo que quieres, sino de lo que transmites con tus acciones diarias.
Si un empresario dice que quiere orden, pero su oficina es un caos, si pide compromiso, pero él mismo llega tarde o cambia de opinión cada semana, entonces su mensaje pierde fuerza. Los colaboradores no hacen lo que les dicen, hacen lo que ven.
La cultura de tu empresa es tu cultura personal
Cada PYME tiene su propia cultura, su forma de trabajar, su ritmo y sus valores. Pero esta cultura no aparece de la nada, es una extensión directa de la mentalidad del dueño.
Si el empresario es desconfiado y controlador, la empresa será un ambiente de miedo y burocracia.
Si el empresario es desordenado, la empresa vivirá en la improvisación.
Si el empresario es optimista y proactivo, se fomentará una cultura de acción y soluciones.
Si el empresario es generoso con su equipo, sus colaboradores tenderán a dar más de sí mismos.
Cada decisión, cada actitud y cada hábito del dueño se propaga como una onda en toda la empresa.
Los colaboradores son tu espejo
Si sientes que en tu empresa nadie se compromete, que nadie toma responsabilidades, que las cosas solo salen bien si tú estás encima de todo, entonces es momento de hacer un análisis honesto. ¿Tú mismo delegas con claridad? ¿O esperas que los demás adivinen lo que quieres? ¿Das el ejemplo de responsabilidad y compromiso?
Muchos empresarios se quejan de que su equipo no está a la altura, pero pocas veces se preguntan si ellos mismos están dando las herramientas necesarias para que los colaboradores puedan hacer su trabajo bien.
Si constantemente cambias de rumbo, no puedes esperar que tu equipo tenga claridad. Si no escuchas, no puedes esperar que te comuniquen problemas. Lo que ves en tu equipo es el resultado de lo que has construido con tus acciones.
El círculo vicioso del empresario que no cambia
Uno de los grandes problemas en la PYME es el círculo vicioso de la queja sin acción. El empresario siente que su equipo no responde como debería, entonces se vuelve más controlador. Los colaboradores, en respuesta, se desmotivan y se vuelven más pasivos. Y así sigue el ciclo, donde el empresario confirma su creencia de que «tiene que hacer todo él mismo».
La única forma de romper este ciclo es con una transformación desde arriba. Si el dueño cambia su manera de liderar, la empresa también cambiará.
¿Cómo cambiar el reflejo de tu empresa?
Si quieres que tu empresa sea diferente, primero tienes que ser diferente tú. Aquí hay algunos pasos clave para empezar:
Haz un autoanálisis sincero: Pregúntate qué aspectos de tu personalidad están influyendo negativamente en la empresa.
Modela el comportamiento que esperas: No puedes pedir compromiso si tú mismo no eres constante. No puedes pedir innovación si castigas los errores.
Define valores claros y vívelos: Si quieres una empresa con buena comunicación, empieza por escuchar más. Si quieres proactividad, deja de microgestionar y da autonomía.
Da feedback y escucha feedback: Un buen líder no solo corrige, también aprende de su equipo.
Sé consistente: La cultura no cambia de un día para otro. Lo que haces todos los días es lo que define la identidad de tu empresa.
Conclusión: Lo que eres, es lo que construyes
La enseñanza egipcia «Así como es arriba, es abajo» no es solo una frase filosófica, es una realidad empresarial. La PYME es un reflejo directo de su dueño. Si el empresario quiere cambiar lo que ve en su negocio, el cambio debe empezar por él mismo.
No se trata de encontrar culpables en el equipo, en el mercado o en la economía. Se trata de mirar hacia adentro y entender que el cambio verdadero empieza desde arriba.
Si logras cambiar tu mentalidad, tu empresa inevitablemente también cambiará. Y cuando eso pase, verás que no solo tu negocio mejora, sino también tu calidad de vida.
Así como eres tú, así será tu empresa. ¿Estás listo para mirarte en el espejo?
Para contactar a Juan Carlos e implementar estos conceptos en tu empresa, escribirle a jcvalda@grandespymes.com.ar