Modo Oscuro Modo Claro

¿Sabemos lo que no sabemos? Una pregunta clave para el empresario PYME

por Juan Carlos Valda

La trampa del «yo ya lo sé todo»

Si hay algo que escucho constantemente en mis charlas y consultorías con empresarios PYME es una frase que me deja siempre pensando: «Eso ya lo sé». Y ojo, no es que duden o dejen lugar a la discusión, sino que lo afirman con total seguridad. Pero, cuando ahondamos un poco más en el tema, nos damos cuenta de que sí, tal vez «saben» algo, pero no lo han aplicado, no lo han actualizado o, peor aún, lo interpretan de una forma que no necesariamente los está ayudando a mejorar su empresa.

Aquí es donde entra la pregunta clave: ¿Sabemos lo que no sabemos? Y si no lo sabemos, ¡cómo nos damos cuenta de que hay algo que desconocemos y que podría ser clave para el crecimiento de nuestra empresa?

La ignorancia invisible: el mayor peligro para la PYME

El problema no es lo que sabemos que no sabemos. Si un empresario dice: «No sé cómo digitalizar mi negocio», eso es fantástico, porque ya tiene identificado un área de mejora. Puede buscar información, pedir ayuda, capacitarse. Pero el verdadero problema es lo que no sabemos que no sabemos. Aquello que ni siquiera tenemos en el radar y que puede estar frenando el crecimiento de nuestra empresa sin que nos demos cuenta.

Es como si un piloto de avión dijera: «Soy excelente pilotando, pero no necesito saber de meteorología porque siempre vuelo en días soleados». Hasta que un día se topa con una tormenta y se da cuenta de que no tiene ni idea de cómo manejar la situación. En el mundo de los negocios, esa tormenta puede ser un cambio en el mercado, una crisis financiera, la irrupción de un competidor inesperado, un problema de gestión interna que nadie vio venir.

Cómo detectar lo que no sabemos (antes de que sea tarde)

Bien, ya sabemos que el problema no es lo que sabemos, sino lo que no sabemos que no sabemos. ¿Pero cómo lo detectamos?

1. Hacer preguntas incómodas

Uno de los mayores errores del empresario PYME es rodearse de personas que siempre le dicen lo que quiere escuchar. El equipo, los socios, los consultores (si los tiene) rara vez le van a decir: «Che, ¡estás equivocado!» si saben que la reacción va a ser negativa.

Entonces, el primer paso es hacer preguntas incómodas:

  • ¿Qué haría un competidor para sacarnos del mercado?

  • ¿En qué somos débiles y por qué no lo hemos mejorado?

  • ¿Por qué algunos clientes no nos eligen?

  • ¿Cuánto tiempo dedico a aprender cosas nuevas sobre mi industria y gestión?

Las respuestas pueden ser reveladoras y ayudar a descubrir lo que no estábamos viendo.

2. Salir de la burbuja

Muchos empresarios PYME llevan años en su sector y creen que lo conocen de memoria. Pero el problema es que ven el mundo desde su propia empresa, sin mirar hacia afuera.

Hablar con otros empresarios, asistir a eventos, leer libros de otras industrias, contratar a alguien con una visión fresca, todo esto ayuda a darnos cuenta de que hay muchas cosas que desconocemos y que podrían hacer una gran diferencia en nuestro negocio.

3. Escuchar a los colaboradores (de verdad)

¿Cuántas veces un empleado intentó decirle algo importante al dueño de la PYME y este no lo escuchó porque «ya sabía» la respuesta? Muchas ideas valiosas y advertencias tempranas se pierden porque el empresario cree que su equipo no tiene nada nuevo que aportar.

Abrir canales de comunicación reales, hacer reuniones de retroalimentación, generar un clima donde la gente se anime a decir lo que piensa sin miedo a represalias, puede hacer que surjan problemas y oportunidades que ni siquiera estaban en el radar.

4. Medir lo que importa

Otra gran fuente de «cosas que no sabemos» en la PYME es la falta de datos reales. Muchas decisiones se toman por intuición, experiencia o costumbre, sin información concreta que las respalde.

Sin buenos datos, podemos creer que sabemos cómo va el negocio, cuando en realidad estamos a ciegas.

El peligro de «confiarse demasiado»

Muchas PYMES crecen rápido en sus primeros años, gracias a la intuición y el esfuerzo del empresario. Pero llega un punto en el que ese crecimiento se frena. Y muchas veces, la razón es que el dueño sigue operando con la misma mentalidad y conocimientos que le sirvieron antes, sin darse cuenta de que ahora necesita otro enfoque.

Es el clásico caso de «no me hace falta aprender nada nuevo, ya tengo experiencia». Pero la experiencia sin actualización puede ser una trampa peligrosa. No es casualidad que muchas empresas exitosas en su momento, terminan quedándose en el camino porque no vieron venir los cambios en su mercado.

Conclusión: La humildad de aprender

En definitiva, el verdadero empresario exitoso no es el que cree que lo sabe todo, sino el que reconoce que siempre hay algo nuevo que aprender.

El mundo de los negocios está en constante cambio y lo que nos sirvió ayer, puede no servirnos mañana. Hacernos la pregunta «¿qué es lo que no estoy viendo?» y estar dispuestos a escuchar las respuestas, puede ser la diferencia entre una PYME estancada y una que sigue creciendo.

Así que la próxima vez que alguien nos traiga una idea nueva o nos desafíe con una pregunta, en lugar de responder «eso ya lo sé», probemos con «¿y si hay algo que no estoy viendo?». Puede que la respuesta nos sorprenda y nos ayude a llevar nuestra empresa al siguiente nivel.

Para contactar a Juan Carlos e implementar estos conceptos en tu empresa, escribirle a jcvalda@grandespymes.com.ar


 


 

Agregar Comentario Agregar Comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio esta protegido por reCAPTCHA y laPolítica de privacidady losTérminos del servicio de Googlese aplican.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Post Anterior

𝗦𝗮𝗯𝗶𝗱𝘂𝗿𝗶́𝗮 𝗧𝗼𝗹𝘁𝗲𝗰𝗮

Próximo Post

𝗟𝗼𝘀 𝗹𝗶́𝗺𝗶𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗱𝗲𝗹𝗲𝗴𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗲𝗿𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗶𝗻𝗺𝗲𝗱𝗶𝗮𝘁𝗲𝘇