por Juan Merodio
Definir productividad parece simple, pero en realidad, es el espejo donde muchos emprendedores y empresarios prefieren no mirarse.
Se trata de una ecuación básica: cómo utilizamos los recursos disponibles para alcanzar un resultado. Y aquí viene el mazazo que muchos necesitan escuchar: trabajar más horas no es sinónimo de ser más productivo.
En realidad, suele ser al revés. La “fórmula mágica” que deberías tatuarte es esta:
Productividad laboral = Bienes producidos o servicios prestados / Recursos empleados.
Si estás pensando que esto no es para ti porque “tienes tu sistema” o porque “tu equipo funciona”, te invito a que reflexiones. La clave está en optimizar el uso de esos recursos, incluyendo tu tiempo y energía. Aquellas empresas verdaderamente productivas no solo generan resultados extraordinarios; también logran algo más valioso: empleados eficientes y felices, un binomio que crea ambientes laborales sanos y altamente rentables. Ahora bien, si eso no te interesa, quizás estés jugando al empresario en lugar de serlo.
¿Por qué medir la productividad de tu empresa es innegociable?
Sin mediciones, estás caminando a ciegas. Evaluar la productividad de tu equipo no es opcional; es una necesidad. Es como preparar un viaje sin revisar el mapa: podrías llegar, pero también podrías perderte por completo.
Cuando mides, ganas claridad. Podrás:
- Detectar cuellos de botella que frenan el progreso y eliminarlos.
- Ver si tus estrategias son efectivas o si estás tirando tiempo y dinero al agujero negro de la ineficiencia.
- Celebrar los avances, porque sí, también hay que reconocer lo que se hace bien.
- Conocer a tu equipo de verdad, no solo como números o posiciones en un organigrama.
Y sí, también te pondrá frente a esa dura realidad: ¿eres un líder que potencia o un jefe que apaga?
10 claves para ser más productivo y dejar de autoengañarte
Vamos al grano, porque las excusas no pagan facturas:
- Reuniones: menos, pero mejores. Si el 70% de las reuniones son un desperdicio de tiempo (según Harvard), ¿por qué sigues convocando tantas? Define si realmente son necesarias, establece objetivos claros y ajusta su duración. Empresas como Mekle limitan las reuniones a 50 minutos. Menos bla, bla, bla y más acción.
- Técnica Pomodoro: el poder del tomate. Intervalos de 25 minutos de trabajo con descansos de 5. Simple, efectivo y te obliga a enfocarte. ¿Prefieres el caos? Adelante, pero no digas que nadie te advirtió.
- Cómete la rana. Empieza el día con la tarea más dura y desagradable. Como decía Mark Twain, lo demás parecerá un paseo.
- Flexibilidad: dale poder a tu equipo. Si tu empresa sigue midiendo la productividad en horas de oficina, estás en el siglo pasado. Teletrabajo, horarios ajustados… La flexibilidad no solo motiva, también aumenta la productividad. El 66% de los trabajadores priorizan esto según Randstad. ¿Quieres talento o esclavos?
- Feedback continuo. El modelo de evaluación 360° no es una moda; es una herramienta. Escucha a tu equipo, porque de nada sirve liderar si no sabes cómo están los que te siguen.
- Digitalízate o muere. Herramientas de gestión, software de recursos humanos, plataformas colaborativas… La automatización no es el futuro; ya es el presente. Si no te subes al tren, quedarás en el andén viendo cómo otros se llevan tu mercado.
- Adiós a los rabbit holes. Las madrigueras de conejo son esas reuniones, tareas o procesos que no llevan a ninguna parte. Aprende a detectarlas y elimínalas sin piedad.
- De la silla a los objetivos. La productividad no se mide en horas de oficina, sino en resultados. Cambia el chip: importa lo que logras, no cuánto tiempo pasas en tu silla.
- Descansa para avanzar. Tomar pausas mejora la concentración. Pero ojo, descansar no es perderse en Instagram. Respeta tus tiempos y silencia las distracciones.
- Mide, ajusta y repite. Define indicadores clave de rendimiento (KPIs) y sigue su evolución. Sin datos, no hay mejora posible.
Un plan para pasar de las palabras a los hechos
- Selecciona 3 claves de esta lista que resuenen contigo.
- Pon un plazo: 15 días. Mide los cambios implementados y sus resultados. ¿Cómo? Encuestas internas, análisis de tiempos y resultados, o simplemente observando qué ha cambiado.
- Reúne a tu equipo y comparte los resultados. Si no hay mejora, ajusta; si hay avances, celebra y expande la implementación al resto de tu empresa.
- Repite. La mejora continua es el motor de toda organización que aspira a crecer.
¿Te atreves a dar el salto o seguirás añadiendo horas a tus días mientras el mundo avanza sin ti? La decisión es tuya.
Fuente: https://www.linkedin.com/pulse/10-claves-para-aumentar-la-productividad-del-equipo-trabaja-merodio-p2ysf