por Juan Carlos Valda
Cuando se habla de empresas familiares, una de las frases más comunes que se escuchan es: “Los jóvenes son el futuro”. Y no voy a discutirlo; los jóvenes traen energía, nuevas ideas, y una forma distinta de ver el mundo. Pero, en ese mismo discurso, muchas veces se desliza implícitamente la idea de que los mayores son el pasado, y eso, querido empresario fundador, no puede estar más alejado de la realidad.
Hoy quiero hablarte de integración generacional, un concepto que va más allá de dividir la empresa entre “los que ya hicieron su parte” y “los que vienen a tomar la posta”. Porque si tu empresa quiere realmente prosperar, necesita lo mejor de ambos mundos: la experiencia y la sabiduría de los mayores, junto con el empuje y la creatividad de los jóvenes. Vamos a explorar por qué esta integración es clave para el éxito de tu PYME familiar y, más importante aún, cómo lograrla.
La sabiduría no caduca
Hablemos primero de los mayores, los fundadores, los pilares sobre los que se construyó la empresa familiar. Es probable que, si estás leyendo esto, seas uno de ellos. Tal vez comenzaste este negocio desde cero, poniendo cada ladrillo con tus propias manos, tomando riesgos que otros no habrían tomado y aprendiendo lecciones a base de prueba y error.
Esa sabiduría que acumulaste con los años no caduca. No es un software que se queda obsoleto con el tiempo. Es un activo invaluable que, si sabes cómo compartirlo, puede ser el fundamento sólido sobre el que tus hijos y las nuevas generaciones construyan el futuro de la empresa. Pero para que esto ocurra, es clave que no te cierres en la idea de “yo ya hice mi parte” o “esto siempre se hizo así”. La experiencia no es una jaula; es un puente.
La energía necesita dirección
Ahora, pongámonos del lado de los jóvenes. Si sos parte de la nueva generación en la empresa, probablemente veas muchas oportunidades para innovar, mejorar procesos y llevar la empresa a otro nivel. Tal vez te desespera la resistencia al cambio de tus padres o abuelos, y sientas que sus métodos son anticuados. Pero aquí va una verdad que quizá no quieras escuchar: la energía sin dirección se desperdicia.
La experiencia de los mayores no es un obstáculo; es una guía. Ellos ya recorrieron caminos que vos estás empezando a transitar. No subestimes el valor de sus historias, de sus fracasos y de sus logros. Integrar esa sabiduría con tus ideas frescas no solo es una buena estrategia; es la única manera de que la transición generacional no termine siendo un campo de batalla.
¿Por qué cuesta tanto integrar generaciones?
La integración generacional no es fácil, y hay razones claras para ello. Para los mayores, ceder el control puede ser aterrador. No es solo una cuestión de poder; es el miedo a perder relevancia, a sentir que ya no tienen un rol importante en algo que les ha dado identidad por décadas.
Para los jóvenes, en cambio, el desafío es ganarse el respeto. No basta con ser “el hijo del jefe”; eso no es un título que inspire confianza en los colaboradores. Además, puede resultar frustrante sentir que cada idea o propuesta nueva se encuentra con una pared.
El rol del fundador: de jefe a mentor
Si sos el fundador, quiero que reflexiones sobre esto: tu rol en la empresa debe cambiar con el tiempo. En lugar de ser el único tomador de decisiones, podrías convertirte en un mentor. Esto no significa que debas desaparecer o abandonar el barco; significa que tu enfoque debe pasar de hacer a guiar.
Un buen mentor no da todas las respuestas, pero sabe hacer las preguntas correctas. Escucha, observa y comparte su experiencia sin imponerla. Los jóvenes necesitan espacio para equivocarse y aprender, pero también necesitan saber que estás allí para respaldarlos.
El rol de los jóvenes: de herederos a líderes
Si sos parte de la nueva generación, entendé que liderar no es algo que se hereda; es algo que se gana. Y eso requiere esfuerzo, compromiso y humildad. No se trata de llegar con la mentalidad de que todo lo viejo está mal y todo lo nuevo es mejor. Se trata de construir sobre lo que ya existe.
También es importante que te tomes el tiempo para entender cómo funciona la empresa antes de intentar cambiarla por completo. La innovación es fundamental, pero necesita estar alineada con la identidad y los valores que hicieron que la empresa llegara hasta aquí.
Estrategias para lograr la integración generacional
La buena noticia es que la integración generacional no es un sueño imposible. Existen estrategias concretas que pueden ayudarte a lograrla:
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Establecer un plan de transición No dejes la transición generacional al azar. Diseñá un plan que incluya tiempos, roles y objetivos claros para cada miembro de la familia. Esto ayuda a evitar malentendidos y conflictos.
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Crear espacios de diálogo Las reuniones familiares son fundamentales, pero no deben limitarse a lo operativo. Generá espacios donde se pueda hablar de la visión a largo plazo, los valores de la empresa y las expectativas de cada generación.
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Capacitación y desarrollo Tanto los mayores como los jóvenes deben estar dispuestos a aprender. Los fundadores pueden beneficiarse de capacitaciones en liderazgo y mentoreo, mientras que los jóvenes necesitan desarrollar habilidades técnicas y de gestión.
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Definir roles y responsabilidades Una de las principales fuentes de conflicto es la falta de claridad en los roles. Asegúrense de que cada miembro de la familia sepa qué se espera de él y cuál es su ámbito de decisión.
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Respetar la historia, pero mirar al futuro La empresa tiene una historia que merece ser honrada, pero también tiene un futuro que necesita ser construido. Equilibrar ambos aspectos es clave para la integración generacional.
Beneficios de la integración generacional
Cuando logran trabajar juntos, mayores y jóvenes pueden llevar la empresa a niveles que ninguno de los dos podría alcanzar por separado. Aquí algunos de los beneficios más destacados:
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Innovación con base sólida: Los jóvenes aportan ideas nuevas, pero con el respaldo de la experiencia de los mayores, esas ideas tienen más probabilidades de ser viables.
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Continuidad y estabilidad: La transición generacional planificada asegura que la empresa pueda seguir creciendo sin interrupciones.
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Fortalecimiento de los valores familiares: Al trabajar juntos, las generaciones pueden asegurarse de que los valores que definieron a la empresa se mantengan vivos.
Conclusión: Construir un puente, no un muro
La integración generacional no se trata de decidir quién tiene razón, sino de encontrar la manera en que todos puedan contribuir al éxito de la empresa. Los mayores no son el pasado; son el cimiento. Y los jóvenes no son solo el futuro; son el presente que necesita energía y dirección.
Querido empresario fundador, vos tenés en tus manos la posibilidad de ser el mentor que guíe a la próxima generación. Querido empresario joven, vos tenés el desafío de honrar el legado que te dejaron mientras construís algo nuevo.
Juntos pueden lograr lo que separados sería imposible. La clave está en construir puentes, no muros. Porque al final del día, una empresa familiar no es solo un negocio; es un proyecto de vida compartido.
Fuente: Para contactar a Juan Carlos e implementar estos conceptos en tu empresa, escribirle a jcvalda@grandespymes.com.ar