Por Alejandro Carrió
En el entorno empresarial, las pequeñas y medianas empresas (PYMES) representan en nuestro país, un pilar fundamental. Su tamaño y estructura las dota de agilidad y capacidad para adaptarse rápidamente a los cambios del mercado, por lo que las convierte en motores de innovación y desarrollo económico. Sin embargo, para alcanzar su máximo potencial, las PYMES deben abordar desafíos fundamentales, entre ellos, la gestión efectiva de sus recursos y la construcción de una cultura empresarial sólida que les sirva de faro, en una travesía turbulenta como es la de competir en el mercado.
Introducción a la importancia de la gestión efectiva de las PYMES
En un mercado globalizado, donde los clientes cada vez son más exigentes y están más informados, el controlar de una manera efectiva la gestión de las actividades de la empresa se vuelve un elemento crucial para guiar las acciones y decisiones hacia el logro de los objetivos organizacionales. En el contexto de las PYMES, donde los recursos son limitados y la competencia es feroz, el control de gestión adquiere una importancia aún mayor.
La práctica de monitorear y evaluar el desempeño de una organización en relación con sus objetivos estratégicos, valores y normas culturales, implica el diseño e implementación de sistemas y procesos para asegurar que las actividades de la empresa estén alineadas con sus metas y valores organizacionales. Pero, además, para identificar y corregir cualquier desviación o discrepancia que pueda surgir.
El medir, analizar y pensar como base cultural de las PYMES
En una cultura empresarial fuerte, el control de gestión no solo se centra en aspectos financieros, sino también en aspectos como la calidad del producto, la satisfacción del cliente, la eficiencia operativa y el desarrollo del talento humano. Esto significa que el control de gestión en la cultura empresarial abarca una amplia gama de áreas y aspectos del negocio.
La teoría la tenemos clara, pero ¿la práctica es posible en una Pyme?
En la pyme el ritmo de trabajo es frenético y en muchos casos incluso absorbente. Esta dinámica en demasiadas ocasiones, provoca que los empresarios se dejen arrastrar por el día a día, perdiendo el control real y efectivo de su empresa, embarcándose en una suerte de destino.
Es aquí, donde introducir en la propia cultura de la empresa el control de gestión es fundamental, ya que representa coger el timón de nuestro negocio. Incluir en el ADN de la compañía el establecimiento de indicadores clave de rendimiento (KPI), la realización de revisiones regulares del desempeño, la implementación de sistemas de retroalimentación, o incluso, la promoción de una cultura de mejora continua.
Puede ayudar a garantizar que la empresa opere de manera eficiente, efectiva y ética, en línea con sus valores y objetivos estratégicos.
El control de gestión en la practica
Llevémoslo a la práctica, imaginemos a una PYME en crecimiento enfrentando desafíos para mantener el ritmo de su expansión.
¿Cuál es el secreto para asegurar un crecimiento sostenible y evitar desviaciones del camino trazado?
Aquí es donde entra en juego el control de gestión. Una de las dificultades más comunes que enfrentan las PYMES es la falta de claridad en cuanto a sus procesos internos y el seguimiento de sus resultados. Esto puede llevar a decisiones erróneas basadas en información incompleta o inexacta, lo que a su vez afecta la estabilidad y el crecimiento de la empresa. Además, el control de gestión aborda este desafío al proporcionar un marco estructurado para la planificación, ejecución y seguimiento de las actividades empresariales.
Implementar una cultura de control de gestión en una PYME, trae consigo una serie de beneficios tangibles e intangibles. Desde una mayor transparencia y rendición de cuentas, hasta una toma de decisiones más informada y ágil. El control de gestión sienta las bases para un crecimiento sostenible y una cultura empresarial sólida. Además, al alinear los objetivos individuales con los objetivos organizacionales, se promueve el compromiso del personal y se refuerzan los valores organizacionales clave.
El control como generador de beneficio directo
Para acabar, las conclusiones a las que llegamos, es que el control de gestión no solo es una herramienta y practica para mejorar la eficiencia operativa, sino también un catalizador para fortalecer la cultura empresarial de las PYMES. Al implementar prácticas de control de gestión efectivas, las PYMES pueden construir cimientos sólidos para el crecimiento y la innovación, asegurando su éxito a largo plazo en un entorno empresarial cada vez más competitivo.
En un mercado cada vez más tecnificado, es crucial que las PYMES reconozcan el valor del control de gestión y lo integren plenamente en su cultura empresarial.
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Fuente: https://blog.tactio.es/consultoria/control-gestion/impacto-control-gestion-cultura-empresarial-pymes/