Por Leonardo Glikin
Dirección y gerenciamiento son dos funciones clave y complementarias para el gobierno de la empresa. Suele haber una confusión entre los empresarios que integran pymes respecto de lo que significa dirigir y lo que significa gerenciar una empresa.
Esta confusión tiene su origen en una cuestión semántica: como en las sociedades de responsabilidad limitada (o S.R.L.) la dirección está a cargo de un “socio-gerente”, se ha tendido a creer, entre quienes participan de la cultura de esas sociedades, que los actos de dirigir se denominan “gerenciar”. Por su parte, en una sociedad anónima (o S.A.) la dirección de la empresa queda a cargo de un directorio y los gerentes no forman parte de la estructura legal.
La conclusión sería, entonces, que la sociedad de responsabilidad limitada se gerencia y la sociedad anónima se dirige. Sin embargo, tanto en la S.R.L. como en la S.A., las funciones de dirección y de gerenciamiento deben estar presentes: son complementarias para que la empresa logre sus fines y se halle adecuadamente organizada. Cuando hablamos de funciones, nos referimos a pensar y actuar “con sombreros diferentes”, los que pueden usar tanto personas diferentes cuanto las mismas personas.
¿Qué significa dirigir?
Dirigir una empresa significa establecer los objetivos estratégicos y las metas, y organizar los recursos materiales e intelectuales necesarios para lograrlas. Los objetivos estratégicos de la empresa son los sueños, deseos y expectativas cuantificados. Podríamos decir que es la visión de la empresa pasada a números. Un ejemplo de sueño es: “Quiero vender más”; mientras que un objetivo es: “Vender un 20% más que el año anterior”.
Las metas son las sucesivas especificaciones necesarias para cumplir el objetivo: cuánto hay que vender por mes, cuántos clientes hay que incorporar, cuántos vendedores hay que contratar, cuántas unidades hay que producir, etcétera. Para que el objetivo se pueda lograr es necesario que se fijen metas claras y que se cumplan.
«Un líder no puede manejar todos los aspectos de la empresa, son mucho más ricos los resultados cuando se brinda protagonismo a otras personas.»
Históricamente, la dirección de la empresa era una función que cumplía un líder único, sin que se le diera mayor importancia a quienes lo secundaban en esa función. Por ese motivo, era muy importante encontrar un sucesor que pudiera tener un perfil de liderazgo similar o, en el peor de los casos, complementario con el perfil del líder que había que reemplazar. Ese concepto ha cambiado radicalmente.
Hoy se entiende y acepta que, más allá de que exista un líder, él no puede manejar todos los aspectos de la empresa; que son mucho más ricos los resultados cuando se brinda protagonismo a otras personas, quienes, por un lado, tendrán la oportunidad de formarse como futuros líderes y, por otro lado, aportarán su saber, su experiencia y su criterio en pos de los resultados en cuya búsqueda y cumplimiento todos están comprometidos.
Los pasos de una buena dirección estratégica
Con el propósito de ejercer la dirección es necesario cumplir cuatro pasos sucesivos:
- Planificar: fijar las metas, y los pasos para lograrlas.
- Organizar: ordenar los recursos disponibles, y adquirir de alguna manera los recursos faltantes.
- Motivar: lograr que los demás participen de manera colaborativa y cumplan sus roles.
- Controlar: constatar que los pasos se cumplan efectivamente y que respondan a las metas propuestas.
* Autor del Libro “Iguales y Diferentes. Los espacios de la mujer en la empresa de Familia”, de Aretea Ediciones (www.librosparapymes.com.ar).
Fuente: https://amexcorporate.com.ar/multitaskers/columnista/la-real-diferencia-entre-dirigir-o-gerenciar-la-empresa-familiar