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Del Verbo Emprender

En el último número de la revista Entrepreneur en español hay una sección especial dedicada a las empresas familiares. Menciona casos de éxito con varios amigos y asesorados presentes, lo cual corrobora que hay mucho por hacer para lograr el buen crecimiento y la sana armonía dentro de un negocio de este tipo y de las familias dueñas que lo manejan.

Me da gusto que cada vez con mayor frecuencia se hable de este tema vital para los mexicanos y en general para todo el mundo. Hay que sensibilizar a los dueños de Pymes a que se profesionalicen en su dirección y control de las operaciones y eso va también para grandes consorcios que ya están experimentando el cambio de estafeta.

Les sugiero adquieran esta revista (julio de 2008) antes de que se acabe, pero voy a dar un repaso a uno de los artículos principales donde, junto con expertos del Centro de Empresas familiares de la Universidad de Monterrey definimos diez errores comunes y cómo solucionarlos. Cito dos:

“Perdonar todo porque es de la familia”.- No hay nada más peligroso que el aceptar que la conducta de un familiar dentro (y fuera) del negocio se solape o perdone tratando de minimizarla o, a mi juicio, meterla debajo del tapete para que nadie se entere. Por ejemplo, un hijo con adicciones o una enfermedad mental controlable pero que al no querer curarse causa problemas en sus seres queridos y en los demás empleados y familiares es algo inaceptable que se debe corregir antes de que se vuelva un conflicto mayor. Tengo casos de alcohólicos que tienen la amenaza de ser despedidos fulminantemente si vuelven a tomar siquiera una gota de licor y que están obligados a asistir diariamente a Alcohólicos Anónimos.

No niego que haya (aunque no sea lo correcto) una mayor flexibilidad para los parientes dentro de un negocio familiar, pero hay grados y límites que no deben tolerarse. Les sugiero que ante una situación así se hagan la siguiente pregunta: ¿Si esta falta la hubiese hecho un empleado no familiar, qué haríamos con él (ella)? …y actúen en consecuencia.

Llevar los problemas de casa a la oficina.- O viceversa. Seamos honestos, puesto que es humanamente imposible el desconectarse saliendo de un día intenso lleno de vaivenes en la empresa familiar y llegar fresco y de buen humor a la casa, como si nada hubiera pasado. O si se pelea uno con su cónyuge o el hijo rebelde, hacer de cuenta que nada pasó. Si se tragan los problemas éstos tienen la maldita costumbre de quedarse dentro de nuestro organismo y salir de la manera menos pensada, úlceras, infartos y cosas peores, como violencia física o verbal a personas que ni la deben ni la temen. Todo con medida y debemos aprender a encontrar una manera sana de ventilar estas tensiones, enfriar la situación y tomar cierta distancia para llegar a solucionarla. El mantener separadas a la casa de la empresa en épocas difíciles es complicado, pero bajar el tono del problema y enfriarse es algo básico y sano.

Hay estos y otros errores que se dan frecuentemente en los negocios entre familiares y la complejidad del ambiente económico actual, así como el crecimiento de las familias nucleares en verdaderas tribus no ayudan mucho. Ciertas reglas claras, estructuras profesionales del negocio y un buen manejo de conflictos ayudan a reducir los riesgos.

Por cierto, en la misma revista siguen anunciando un curso gratuito llamado ¿Qué hago con mi empresa familiar?, el cual diseñé con gusto para Nacional Financiera y sigue vigente. Le recomiendo pregunte dónde se dan estos cursos en el país y tómelo junto con su familia.

Autor:   Salo Grabinsky

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