Por Héctor Alcar
Un posiblie diálogo en una empresa familiar.
Padre: ¿Hijo queres un café? Y ¿vos papa?
Padre: Menos mal que nos reunimos temprano porque hay mucho trabajo demorado.
Hijo: Sabes viejo, que estoy cursando una materia en la facu y ayer vimos unas herramientas muy interesantes para aplicar en la fábrica y quiero mostrarles a Uds.
Abuelo: Nene, no me vengas con cosas raras, ¡eh!
Hijo: No abuelo, no son cosas raras. Son herramientas muy útiles y muy aplicables a nuestro proceso de producción. Por algo estoy estudiando ingeniería industrial.
Abuelo: Yo nunca necesite estudiar nada.
Hijo: Además, el profe dijo algo ayer que me dejo pensando y creo que tiene razón. Dijo: “Una empresa, independientemente de su tamaño, debe innovar en forma continua, sino tiende a desaparecer.”
Abuelo: Preguntale a tu profe cuantas empresas creo en su vida. ¡Por favor!
Padre: Vamos Papa, no seas tan drástico. Apuremos la reunión que tengo mucho laburo atrasado.
Nieto: Bueno. Quiero aplicar metodologías ágiles en la fábrica para mejorar la producción y las relaciones humanas. Desarrollar las habilidades blandas.
Abuelo: ¿Qué? Yo nunca necesite nada de eso para crear esta empresa y mal no me fue. A tu padre tampoco, y estamos bien. ¿Para que cambiar? Si durante años pudimos mantenernos. No tiene sentido.
Nieto: Si seguimos haciendo lo mismo de siempre no tendremos resultados diferentes, eso decía Einstein. ¿No vas a discutir a Einstein, no abuelo?
Padre: Algo tenemos que hacer, porque así no podemos seguir.
Abuelo: ¡es una locura!
Este dialogo, o similares, puede haberse repetido en innumerables reuniones de miembros directivos de empresas familiares creadas en los últimos setenta años.
Tres generaciones diferentes intercambiando visiones y experiencias. El abuelo, creador de la empresa, allá por los ’60 o ’70. El hijo, que está sosteniendo desde hace veinte o treinta años la empresa. Por último, el nieto, que está terminado su carrera universitaria y comienza a hacer sus primeras experiencias en la organización.
Aunque en el dialogo no solo se puede observar una diferencia generacional, sino también una diferencia en cuanto a la cultura laboral y hasta es posible una brecha en relación a la cultura organizacional.
En este contexto muy común, la pregunta que surge es la siguiente: ¿Es posible innovar en una empresa familiar?
Según mi experiencia, las respuestas pueden ser variadas y miradas desde diferentes frentes.
Desde el punto de social y en referencia a la diferencia generacional, claramente definida por la edad de los participantes, se observa claramente entre dos o tres generaciones diferenciadas en una empresa familiar. La primera generación de la empresa, la iniciadora, caracterizada por personas con poco estudio, pero muy perceptiva y audaz. Con una visión creadora, comprometidas, competitivas y autosuficientes.
La segunda generación, más comprometida con el trabajo duro y continuo, donde el valor de cambio es el merecimiento en relación al esfuerzo realizado. Con un nivel de estudio medio, donde trabajar y producir es su filosofía de vida.
Por último, la tercera generación, con un marcado diferencial con las generaciones anteriores. Con niveles educativos más elevados, terciarios o universitarios, disfrutan de la vida como filosofía existencial. Son de la idea de trabajar para vivir, pero no vivir para trabajar, como la generación anterior. Se caracteriza principalmente por estar muy conectada. No hay que olvidar que es el grupo de personas con el que comenzó la era de internet. Por este motivo, es natural para ellos poseer cuentas en diversas redes sociales y el uso constante de teléfonos inteligentes. Poseen valores sociales elevados y están dispuestos a luchar por diversas causas en pro de una vida más saludable, como por ejemplo el medioambiente.
A finales del Siglo XX, por los años ´80 se produce la cuarta revolución industrial gestada por el desarrollo exponencial de las tecnológicas existente y nuevas tecnologías que en conjunto se denominan: Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).
Las TIC provocaron, y aun provocan, no solo cambios sustanciales en la industria sino también en toda la sociedad, dejando de ser una “Sociedad Industrial” como fuimos definidos desde la segunda revolución industrial o una “Sociedad Post Industrial”, definida luego de la tercera revolución industrial, para convertirnos en una “Sociedad de la Información y el Conocimiento” (SIC). La SIC continúa generándose a pasos cada vez más acelerados, basada en las nuevas tecnologías, y según diferentes autores duraría hasta por los menos el 2050.
En este contexto, el primer paso que hay que tener en cuenta es el entorno. Queda entender como es ese contexto actual.
Con la cuarta revolución industrial, allá por loa años ´90 del siglo pasado, el ejército norteamericano utilizó por primera vez un concepto para hacer énfasis en la situación cambiante de esos tiempos.
Este concepto se denomina VUCA y es el acrónimo que muestra ser un reflejo de la realidad actual, sobre todo aplicado al entorno empresarial, hace referencia a los términos en inglés: Volatility, Uncertainty, Complexity and Ambiguity.
Explicando sencillamente cada uno de los términos:
Volatilidad (Volatility): a diferencia de la Sociedad Industrial, en la Sociedad de la Información y el conocimiento, nada permanece quieto. Todo se encuentra en movimiento: los procesos, los clientes, los empleados, los proveedores, etcétera.
Incertidumbre (Uncertainly): las empresas se mueven en un entorno imprevisible que hace que realmente sea muy complicado prevenir acontecimientos futuros. Sin embargo, en este caso, también la tecnología a la que hoy tienen acceso las pequeñas y medianas empresas puede contribuir en positivo.
Complejidad (Complexity): un mundo hiperconectado y, global como en el que se desenvuelven las pymes cada uno de los problemas y, también de las soluciones o, mejor dicho, de las decisiones que se tomen, tendrán múltiples consecuencias, impactarán sobre múltiples aspectos, admitirán múltiples interpretaciones y, por supuesto, habrá que buscar la respuesta en múltiples orígenes del problema, en cuestión.
Ambigüedad (Ambiguity): la ambigüedad es asociada a la cantidad de interpretaciones que pueden hacerse de un mismo de una misma situación y la falta de claridad que eso provoca. Lo que hace que situaciones semejantes revelan consecuencias muy diferentes.
En definitiva, frente a entornos VUCA una de las características claves que deben aceptar las empresas es la flexibilidad. Flexibilidad y agilidad para adaptarse a las circunstancias de crecimiento o caídas constantes, por supuesto a través de soluciones y comportamientos, igualmente flexibles para favorecer la agilidad y la transversalidad que necesitamos en el entorno digital.
Queda clarísimo que el contexto VUCA actual es completamente diferente que el contexto que llevo al “abuelo” a crear y hacer crecer la empresa.
A las empresas no les queda otra alternativa que adaptarse al entorno cambiante si pretenden sobrevivir. Los cambios en la tecnología, los gustos de los consumidores, los reglamentos del gobierno, el incremento en el costo de diversos recursos, y los valores y capacidades de los futuros empleados, no son sino algunas de las amenazas para la existencia organizacional.
Las pymes deben estar en condiciones de adecuarse al entorno cambiante si pretenden sobrevivir. Los cambios en la tecnología, los gustos de los consumidores, los reglamentos del gobierno, la fluctuante variación en el costo de diversos recursos, y los valores y capacidades de los futuros empleados, no son sino algunas de las amenazas para la existencia de una nueva cultura organizacional.
El proceso de adaptación al contexto genera tensión con respecto al clima interno. Con bastante regularidad, los integrantes de una pyme pondrán objeciones a los cambios emprendidos o propuestos: ellos o muchos de ellos, pueden rehusarse por completo a cooperar; pueden desentenderse de los cambios pretendidos; pueden seguir la letra, pero no el espíritu de las nuevas reglas, “haciendo las cosas como es debido” mientras que deliberadamente permiten que se cometan errores; o pueden acceder, pero con profundo estado de resentimiento.
El tipo de reacciones variarán entre las distintas personas: algunas pueden manifestarse neutrales o indiferentes, en tanto que otras serán entusiastas. Lo cual nos permite afirmar que el cambio genera consternación en algunas personas, indignación en otras, un shock en otras más, y esperanza en unas cuantas.
Un frente con tecnologías cambiantes, cambios organizacionales continuos, clientes cada vez menos cautivos y competencias mas agresivas y globales, la innovación se muestra como una estrategia casi única para el desarrollo empresarial.
La innovación, en el ámbito de las PYMEs, se define como la implementación de nuevas ideas, procesos, productos o servicios que generan valor y permiten a estas empresas adaptarse con éxito a entornos cambiantes y complejos como el actual VUCA. Es una herramienta estratégica que les permite diferenciarse de la competencia, responder de manera ágil a las necesidades del mercado y construir un futuro más sostenible. A través de la innovación, las PYMEs pueden transformar desafíos en oportunidades y garantizar su crecimiento a largo plazo.
La innovación permite a las PYMEs responder de manera ágil a los cambios constantes del mercado, anticipándose a las tendencias y necesidades de los clientes. Diferenciación: Al desarrollar productos, servicios o procesos únicos, las PYMEs pueden destacar en un mercado cada vez más competitivo y construir una propuesta de valor diferenciada.
La innovación fomenta una cultura organizacional orientada al cambio y a la mejora continua, lo que ayuda a las PYMEs a superar crisis y adaptarse a nuevas situaciones.
Entre las propuestas de estrategias de innovación para PYMEs, se debe realizar un esquema a medida de la organización:
Fomentar una cultura de innovación, creando un ambiente de trabajo donde se valore la creatividad, se incentive la experimentación y se toleren los errores. También se debe destinar recursos para la investigación de nuevas tecnologías, la mejora de productos y la exploración de nuevos mercados.
Para afuera, establecer alianzas estratégicas con otras empresas, universidades, centros de investigación y startups para acelerar el proceso de innovación. Y en cuanto a los clientes se debe mantener un contacto cercano con los clientes para identificar sus necesidades y expectativas.
Si se desea que la innovación sea una realidad en la organización familiar, por ejemplo, no podemos poner barreras a iniciativas propuestas por nuestros colaboradores tanto de dentro como de fuera de los límites de la misma. De lo contrario, tenemos que aceptar que jugamos en una liga con un patrón determinado que no va a adaptarse a los cambios que hubiere en el contexto. Parece que de esa forma no podremos ser la especie que mejor se adapte.
Citando a Darwin, en 1859, escribía en su famosa obra sobre el origen y la evolución de las especies:
“Las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”.
La innovación es el faro que guía a las PYMEs en el mar agitado de un entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo.
Fuente: https://www.linkedin.com/pulse/cap-5-la-innovaci%C3%B3n-un-faro-en-el-entorno-vuca-de-las-hector-mwolf/