por Juan Carlos Valda
Definir objetivos estratégicos es uno de los pilares fundamentales para el éxito de cualquier empresa, sin embargo, para muchos empresarios PyME, este proceso se convierte en un desafío constante. A pesar de que la planificación estratégica es crucial para guiar el crecimiento, es común ver a empresarios inmersos en el día a día, luchando por establecer una dirección clara. Esto no solo compromete el potencial de la empresa, sino que genera una sensación de frustración y de estar “haciendo mucho, pero avanzando poco”.
¿Por qué sucede esto? ¿Por qué tantos empresarios PyME se encuentran atascados cuando se trata de definir objetivos estratégicos? En este artículo, vamos a explorar las razones más comunes detrás de este problema y, lo más importante, cómo superarlas. 
1. La Operatividad Absorbe al Empresario
Una de las principales razones por las cuales los empresarios PyME tienen dificultades para definir objetivos estratégicos es que están atrapados en el día a día de la operativa. Las PyMEs, por su naturaleza, tienden a tener estructuras más pequeñas y flexibles, lo que hace que el empresario asuma múltiples roles: gerente, vendedor, financiero, y en ocasiones hasta resuelve problemas de logística o atención al cliente. La urgencia y necesidad de resolver problemas inmediatos eclipsan la importancia de planificar el futuro de la empresa.
El empresario PyME suele sentir que «el día no le alcanza», y la planificación estratégica queda relegada a un segundo plano. El problema es que, si el empresario solo reacciona a las urgencias diarias, pierde la oportunidad de establecer una visión de largo plazo y, sin una dirección clara, es fácil caer en la trampa de la inercia. El negocio puede funcionar bien, pero no está preparado para evolucionar.
Solución: Delegación y Organización
El primer paso para salir de esta trampa es entender que no todo debe pasar por las manos del empresario. Delegar responsabilidades operativas es esencial para liberar tiempo y espacio mental para enfocarse en lo verdaderamente importante: la estrategia. La construcción de un equipo capacitado y de confianza, junto con la implementación de procesos claros, permite al empresario salir del círculo de urgencias constantes y enfocarse en lo estratégico.
Además, es vital reservar tiempo regularmente para trabajar en el negocio y no solo en él. Agendar un bloque de tiempo mensual o trimestral para la planificación estratégica puede hacer una gran diferencia.
2. Falta de Claridad en la Visión del Futuro
Otra barrera común que encuentro en mi experiencia como consultor es la falta de una visión clara del futuro. Muchos empresarios PyME han crecido de forma intuitiva, respondiendo a las oportunidades y desafíos del momento, pero sin un plan de largo plazo. Han logrado sobrevivir y, en muchos casos, tener éxito, pero el crecimiento ha sido reactivo más que proactivo. Cuando llega el momento de definir objetivos estratégicos, la falta de una visión a largo plazo les dificulta identificar hacia dónde quieren llevar la empresa.
En muchos casos, lo que los frena no es la incapacidad de establecer metas, sino la incertidumbre sobre lo que realmente quieren para la empresa. ¿Quieren expandirse a nuevos mercados? ¿Quieren enfocarse en la innovación? ¿O prefieren mantener la estabilidad y fortalecer las bases actuales?
Solución: Desarrollar una Visión Clara y Específica
Para superar este obstáculo, el empresario debe tomarse el tiempo para reflexionar sobre el futuro de la empresa. La pregunta clave que debe hacerse es: ¿Dónde quiero que esté mi empresa en los próximos cinco o diez años?. Esta visión debe ser específica, medible y, lo más importante, debe inspirar tanto al empresario como a su equipo.
A partir de esta visión, es mucho más fácil definir los objetivos estratégicos que permitirán alcanzar esa meta. Sin una visión clara, cualquier objetivo parecerá difuso y carecerá de la dirección necesaria para guiar el esfuerzo empresarial.
3. Miedo al Fracaso o al Compromiso
Definir objetivos estratégicos implica tomar decisiones importantes, y con ello, aceptar el riesgo de que algunas de esas decisiones no resulten como se esperaba. El empresario PyME puede sentir temor a equivocarse al establecer metas ambiciosas, y este miedo puede paralizar la toma de decisiones estratégicas. En vez de fijar objetivos claros, algunos empresarios optan por mantener un enfoque «conservador» que les permita evitar riesgos significativos, pero esto también los mantiene estancados.
Además, definir objetivos estratégicos implica un compromiso con el futuro. Una vez que se establecen objetivos claros, no hay vuelta atrás, y ese sentido de responsabilidad a veces resulta abrumador para el empresario. La sensación de estar comprometido con ciertos resultados puede generar ansiedad, especialmente si el entorno es incierto o si la empresa ya ha experimentado dificultades en el pasado.
Solución: Adoptar una Mentalidad de Aprendizaje y Adaptabilidad
El empresario debe cambiar su perspectiva y adoptar una mentalidad de aprendizaje continuo. El hecho de que una decisión estratégica no produzca los resultados esperados no debe verse como un fracaso, sino como una oportunidad para aprender y ajustar el rumbo. Las empresas más exitosas no son aquellas que nunca se equivocan, sino las que son capaces de aprender rápido y adaptarse.
Definir objetivos estratégicos no significa que sean inamovibles; deben ser revisados periódicamente para adaptarse a las condiciones del mercado y a los cambios internos de la empresa. El compromiso no es con un resultado específico, sino con un proceso continuo de mejora y crecimiento.
4. Falta de Herramientas y Conocimiento en Planificación Estratégica
Muchos empresarios PyME no cuentan con las herramientas ni el conocimiento necesario para hacer una planificación estratégica efectiva. Están familiarizados con las operaciones, conocen su producto y a sus clientes, pero cuando se trata de diseñar un plan estratégico, se sienten fuera de su zona de confort. Esto genera incertidumbre y lleva a posponer la definición de objetivos.
El empresario suele tener una idea general de hacia dónde quiere llevar la empresa, pero no sabe cómo traducir esa idea en un conjunto de objetivos claros, medibles y alcanzables. La falta de experiencia en planificación estratégica los deja con una sensación de estar navegando a ciegas.
Solución: Formación y Apoyo Profesional
Aquí es donde la formación y el asesoramiento externo pueden marcar una gran diferencia. Un empresario que invierte en su propio desarrollo y en el de su equipo está mejor equipado para enfrentar el desafío de definir y alcanzar objetivos estratégicos. Existen diversas herramientas y marcos estratégicos, como el Análisis FODA, el Mapa de Competencias o el Balanced Scorecard, que pueden ayudar a estructurar un proceso de planificación claro.
Además, contar con el apoyo de un consultor externo puede ser clave para obtener una perspectiva objetiva y ayudar a establecer un plan estratégico viable y realista. El consultor no solo aporta conocimiento y experiencia, sino que también puede guiar al empresario en la implementación de los objetivos y asegurar que no se quede solo en la teoría.
Conclusión
Definir objetivos estratégicos es un desafío para muchos empresarios PyME, pero no es una tarea imposible. El verdadero problema radica en la falta de tiempo, visión clara, miedo al fracaso o al compromiso, y la falta de herramientas. Superar estos obstáculos requiere un enfoque disciplinado, basado en la delegación, la reflexión sobre el futuro, la adopción de una mentalidad de aprendizaje y la formación continua.
Un empresario que asuma el reto de definir objetivos estratégicos y actúe con constancia y flexibilidad no solo logrará mejorar su competitividad, sino que también ganará control sobre el futuro de su empresa, asegurando que el esfuerzo diario tenga una dirección clara y significativa.
Para contactar a Juan Carlos e implementar estos conceptos en tu empresa, escribirle a jcvalda@grandespymes.com.ar
