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Acerca de la Felicidad: Ironías de la vida.

Por Miguel Alemany.

Ah, la felicidad, esa meta esquiva que te prometieron alcanzar mediante la acumulación de objetos. Compra esto, decían, y tu vida estará completaAdquiere aquello y sentirás una satisfacción inigualable. Y así, nos convertimos en coleccionistas de trastos y gadgets, sumidos en un frenesí consumista. Siempre buscando desesperadamente llenar un vacío que ni el último modelo de smartphone puede satisfacer.

«Aprende inglés y triunfarás», te dijeron. Y ahora, aquí estás, un infeliz en dos idiomas. Nos prometieron que hablar el idioma de Shakespeare abriría puertas, pero lo único que logramos es que nos ignoren en más de una lengua.

Nos enseñaron que la felicidad estaba en lo material, que poseer más y más cosas nos haría plenos. Y, como ingenuos, seguimos el canto de sirenas de la publicidad, creyendo que el próximo gran artículo nos traería esa anhelada alegría. Pero, ¿qué encontramos al final de ese arcoíris consumista? Un espacio lleno de objetos que pronto pasan de moda y un alma cargada de vacío.

Ahora, nos dicen que la felicidad se mide en likes y seguidores. Las redes sociales, ese gran casino digital, nos tientan con la promesa de aprobación constante. Como una tragaperras que nos anima a seguir metiendo monedas, hacemos lo que haga falta para recibir ese me gusta adicional, aunque vaya en contra de nuestros propios intereses y valores. Nos convertimos en personajes de una obra interminable, actuando para una audiencia invisible y buscando la validación que se nos escapa en la vida real.

Nos venden la ilusión de que seremos felices si logramos esa aprobación constante, pero al final del día, ¿qué conseguimos? Un efímero momento de satisfacción y una vida vacía de significado.

La auténtica felicidad no se compra, ni se mide en likes

La verdadera felicidad radica en la simplicidad de la vida, en las conexiones genuinas y en la paz interior. No se encuentra en la acumulación de objetos ni en la validación externa. La encontramos cuando descubrimos que ya somos suficientes.

La plenitud emerge cuando apreciamos lo cotidiano, cuando valoramos a quienes nos rodean y cuando encontramos propósito y significado en las pequeñas cosas.

 Deja de buscar fuera lo que ya tienes dentro.
 Descubre que la auténtica felicidad ha estado contigo todo el tiempo.

Fuente: ExceLence Management

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