Mi fórmula mágica para el desarrollo del talento es: CONFIANZA, EXIGENCIA, FEEDBACK. Siempre me ha funcionado, tanto para hacer emerger grandes talentos como para identificar falta de encaje.
La CONFIANZA genera Autoestima. Debe ser honesta. Debes practicarla aunque te cueste. En ocasiones dudarás, es normal. Quién no ha sentido la inseguridad que produce dejar en manos de otros asuntos importantes. Entra en nuestro rol de responsables. No eres infalible, algunas veces estarás metiendo la pata hasta el fondo, confiarás en quien no lo merecía. Pero te darás cuenta y reaccionarás a tiempo.
Demuestra a tus colaboradores que sus problemas son tus problemas, que estás a su lado. Participa junto a ellos en la búsqueda de la excelencia. No impongas tu visión. Primero escucha y después decide. Ésa es la diferencia entre imponer y liderar.
La EXIGENCIA genera Superación. Cuando algún trabajo no disponga de la suficiente calidad, házselo ver, siéntate con ellos y dales guía. Dar guía y ser paternalista son cosas muy diferentes. El paternalismo nos sitúa en una posición de ‘perdona-vidas’ que al destinatario no suele gustarle, es un caso particular de autoritarismo. Siempre abogo por un trato de profesional a profesional.
El FEEDBACK genera Autoconocimiento. No solo para el colaborador, sino para el propio líder. Porque el feedback debe actuar en 2 planos: no se trata solamente de que el jefe reconozca o corrija el trabajo del colaborador; se trata también de que éste transmita al jefe qué necesita para realizar su trabajo en las mejores condiciones.
El reconocimiento no debe ser ni gratuito ni arbitrario. Debe estar fundamentado en consecuciones reales.
Por otra parte, el feedback corrector (también llamado ‘de mejora’) debe poseer, tanto en la forma como en el fondo, una clara orientación a corregir los errores, no a penalizarlos.
Normalmente el colaborador habrá sacado su propio aprendizaje del error. Es de necios solemnizar lo obvio, no nos recreemos. Extendámonos en las causas y consecuencias del error tan solo en aquellos casos en que el colaborador no sea consciente de haberlo cometido. No le recordemos permanentemente que se equivocó.
Utilicé al comienzo el término ‘mi fórmula mágica’. Soy consciente de que en la gestión de personas no hay fórmulas mágicas. Hay tantas aproximaciones como personas. Busca la tuya, la que te haga sentir bien contigo mismo a la vez que haces emerger lo mejor de cada colaborador.
Hay una cita de Goethe que me fascina y que me acompaña siempre en cuestiones de liderazgo:
“Trata a una persona como lo que es, y obtendrás lo que es; trátala como lo que puede llegar a ser, y obtendrás lo que puede llegar a ser”.
Espero que también te ayude a ti.
Daniel Sánchez Reina
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