Uno de los grandes sueños del fundador es que los hijos se interesen por el negocio familiar y que uno de ellos sea el próximo sucesor. Pero al plantearnos este deseo surgen muchas interrogantes: ¿Es recomendable incentivarlos desde niños? ¿Cuál es la mejor edad para que ingresen a trabajar?, ¿Cuáles son las consecuencias de que el hijo crezca con la presión de que se daba por sentado que trabajaría en la empresa familiar, porque «lo esperaba mi papá»?, ¿Es conveniente dejarlo decidir libremente sobre su carrera profesional?, ¿Qué hacer si es el único hijo con capacidades de ser el sucesor y no quiere?
Así como algunos hijos pueden crecer muy interesados en el negocio familiar, por ejemplo son felices visitando la oficina del papá, pasan las vacaciones del colegio ayudando en la oficina, incluso haciendo las primeras prácticas pre profesionales, demuestran una intensión de trabajar o incluso dirigir el negocio familiar en el futuro, es decir, saben que pueden contar con ellos.
Sin embargo, también hay hijos que lo que menos quieren es escuchar del negocio, puede ser porque todo el día hablan de él en la casa, ven que mezclan intereses familiares con los de la empresa, el papá presiona para que ayuden, hay conflictos que no son solucionados, o simplemente les es indiferente porque tienen preferencias profesionales muy diferentes a los de negocio.
En la última investigación que realizamos sobre el nivel de orientación emprendedora en empresas familiares peruanas, el 24% de la muestra afirmó que desde que era muy joven se había dado por sentado que trabajaría en la empresa familiar. Asimismo el 18% afirmó que se esperaba que trabaje en la empresa familiar si demostraba interés.
Sobre la incorporación de la siguiente generación a la empresa familiar
Un reto muy importante del fundador es encontrar el equilibrio entre fomentar un interés por el negocio familiar y el dejar que los hijos persigan sus propios sueños.
Para que la siguiente generación entre a trabajar con un fuerte compromiso es vital formarlos desde pequeños en el buen uso de su libertad – responsable – para que no se dejen llevar por la presión del entorno muchas veces incluso de la familia, la comodidad de pensar que tienen un trabajo asegurado, ambición por los bienes de la familia, frustrar a los otros hermanos en su propios sueños profesionales, etc.
«Crear una visión familiar es un proceso exigente que requiere que cada integrante de la familia pueda exponer libremente sus planes» (Ward).
Es decir, antes de promover un interés por el negocio familiar, primero hay que promover un conocimiento personal mutuo, que los padres conozcan cómo son sus hijos y que los hijos conozcan cómo son sus padres (personalidades, gustos, reacciones, virtudes, defectos, modos de trabajo, etc.), este conocimiento personal del fundador sobre sus hijos le dará mayor claridad en la toma de decisiones sobre la incorporación a la empresa y la sucesión, generará un clima de confianza para que los hijos manifiesten sus intereses reales ya sea dentro o fuera de la empresa, pues lo que se busca al final es seguir manteniendo la unidad familiar sobre los interesas del negocio, la idea no es comunicar principalmente que la empresa necesita de los hijos para su continuidad, sino que la familia sea feliz, cada uno dentro de sus propios planes, y si dentro de su proyecto de vida está la empresa familiar… bienvenido sea!
Autor Pablo Dominguez
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