por Roberto García
Un día estás trabajando tranquilamente con tu Excel y tu PowerPoint y al día siguiente resulta que decides crear una imagen para tu presentación con Ideogram, pero te preguntas si no será mejor usar Dall-e mientras por si acaso pruebas Duck, ya que tu cuñado te comentó el pasado fin de semana que es la bomba y que es más útil que ChatGPT.
Entonces, para salir de dudas, decides preguntar a Copilot y te dice que mejor utilices Claude para poder mantener conversaciones más humanas, y como te extraña un poco, decides confrontar esa recomendación con Gemini, no sin antes pasar el texto a voz con Elevenlaps, que te recomienda buscar una imagen en Dream. Haces caso, la comparas un poco agobiado con la imagen que obtuviste al principio con Ideogram… y no sabes con cual quedarte de las dos.
La situación anterior está un poco exagerada, pero no demasiado, porque de hecho, ya tiene hasta un nombre: tecnoestrés por IA, y como no podía ser menos, he pedido a una IA una definición: El tecnoestrés por IA se refiere al estrés o ansiedad que surge de la creciente presencia y uso de la inteligencia artificial, especialmente en el ámbito laboral. Este tipo de estrés puede manifestarse de diversas formas, como la preocupación por la pérdida de empleo debido a la automatización, la dificultad para adaptarse a nuevas tecnologías o la sensación de estar constantemente sobrecargado con información y tareas relacionadas con la IA.
Un diseñador gráfico que conozco con unos 20 años de experiencia me contaba su sensación de incredulidad la primera vez que usó una IA para generar un boceto de un logotipo. En cuestión de segundos la IA había generado cinco versiones de un logotipo que a él le hubiera llevado horas de trabajo. Superada la incredulidad, la siguiente sensación que apareció fue la ansiedad: “Si la IA puede hacer esto, ¿qué será de mi empleo en unos años?”
Mi amigo no es un caso aislado. A medida que la IA avanza y se integra en distintos sectores, muchas personas experimentan un creciente estrés tecnológico, una forma de ansiedad relacionada con la transformación digital, la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías en general. El miedo a poder ser reemplazado en el trabajo por una IA, la sobrecarga de información y la sensación de no poder seguir el ritmo del cambio mientras que otros sí que están a la última, generan un estado de alerta y ansiedad constante en mucha gente. De hecho, sabemos que el cerebro humano no está diseñado para adaptarse a cambios tan rápidos. A lo largo de la historia, las revoluciones tecnológicas se han desarrollado en periodos de tiempo mucho más largos, lo que daba la oportunidad de adaptarnos progresivamente a ellas. Pero todo eso se acortó con la llegada de la IA, que nos genera una sensación de agotamiento mental derivada de que sentimos que nos supera y que nunca estamos lo suficientemente preparados.
¿Y qué podemos hacer ante esto? La respuesta obvia es tomárselo con tranquilidad y afrontar la IA como lo que realmente es, una ayuda en vez de una amenaza para nuestro trabajo. Se trata de desarrollar habilidades complementarias y enfocarse en áreas que la inteligencia artificial aún no puede replicar, como la inteligencia emocional y el pensamiento crítico. Es muy importante equilibrar el uso de IA con la interacción humana porque una dependencia excesiva de la IA puede aumentar la sensación de desconexión con el mundo real. Y por supuesto, también es fundamental la tan saludable desconexión digital para mejoran el bienestar mental y permitir procesar mejor la información sin saturarnos.
Lo dicho, igual que la IA genera ansiedad y estrés en muchas personas, también debe ser vista como una oportunidad para evolucionar y desarrollar habilidades nuevas. Adaptarnos de manera consciente es la clave para afrontar la incierta era de la inteligencia artificial.
Fuente: https://balcon40.com/2025/07/08/tecnoestres-en-la-era-de-la-ia/