por Fernando Cerutti
Las empresas deben cambiar permanentemente, pero no siempre pueden hacerlo. Por eso, si no es posible innovar, es crucial estar preparados para salir ilesos de la caída ante un ataque externo disruptivo.
El Ukemi puede ser una buena metáfora para esto. Llevado al ámbito de los negocios, propone que las empresas deben analizar sus errores, aprender de ellos inteligentemente para poder ver con claridad los desafíos internos o del entorno con una rápida reacción o adaptación.
La profundidad de este cambio puede variar desde la creación de una innovación disruptiva, que modifique la realidad del contexto y produzca un punto de inflexión para ellas y los demás, y que haga qué la empresa migre de sector; hasta cambios más sutiles, como ajustar el diseño, el servicio, el producto, o pequeños aspectos del modelo de negocio.
Las PyMes tienden a aferrarse y respetar sus productos, lo cual es comprensible y lógico, nacieron junto a ellos. Sin embargo les cuesta suplantarlos, desecharlos, o discontinuarlos. Para seguir creciendo y no morir en la inercia, deben cambiar hacia lo nuevo, soltar lo que ya no funciona como antes.
Por otro lado, la mayoría de las empresas en el mundo son PyMes, y para ellas, construir disrupciones a veces es imposible debido a limitaciones de dinero, tiempo o generación de ideas. Esto no nos deja afuera de ser víctimas de un cambio disruptivo externo y de sufrir una caída.
Los negocios tradicionales, que no siempre parecen ser los más innovadores, suelen convertirse en un campo fértil para producir innovaciones. La clave no es crear nuevas realidades, sino observar lo existente y alterar las normas. Metafóricamente, es la elección entre mudarse a la casa de al lado o cruzar la calle.
Sabemos que implementar la innovación es complicado, pero no hay alternativa si queremos desarrollarnos en mercados complejos. Para esto, es necesario parar y pensar estratégicamente.
Pensemos, para irnos preparando, en:
- Definir la innovación como la capacidad de resolver problemas. Las empresas deben satisfacer las necesidades y aspiraciones de los clientes actuales y futuros. Esto lleva a los empresarios a buscar identificarlos y entenderlos: ¿Cuál es el problema?, ¿por dónde pasa el desafío? ¿qué elementos intervienen y cuáles no?, ¿con qué contamos y con qué no? Jamás ponerle nombre y apellido al problema de antemano, porque así se perdería la posibilidad de divergencia
- Incorporar tecnología como palanca para ser más eficiente. Hay muchas opciones tecnológicas disponibles que pueden aportar a la productividad, lo cual libera recursos para cuando haya turbulencias. Pero no nos mareemos con la tecnología y veamos si va a crear valor para la comunidad, sí sirve para crecer haciendo crecer. Es clave analizar cómo la ingresamos, cuál es la oportunidad. Un cuándo mal elegido puede desaprovechar recursos, dañar personas y arruinar el futuro de la organización.
- Desarrollar estrategias alternativas que no compitan directamente en el mercado o estructura tradicional: Tomar un camino lateral, creando una empresa diferente o gestionando con otra estructura, para explotar nuevas oportunidades no alineadas con el núcleo principal de la empresa. Los spin-offs permiten fomentar la innovación, crear un entorno más ágil y menos burocrático, reducir el riesgo financiero, y atraer talento especializado y emprendedor. Así la organización se adapta a posibles cambios disruptivos, aprovechando nuevas oportunidades sin comprometer sus operaciones principales.
- Modificar mínima y enfocadamente el modelo de negocio. Apuntar a la innovación 2×4, concentrándose en cambiar solo 2 de las 4 dimensiones del modelo de negocios (en la versión lienzo): ¿Cómo se crea valor? + ¿Qué valor se propone? + ¿Cómo se entrega valor? + ¿Cómo se captura valor? Es relativamente fácil y se trabaja sobre lo conocido, enfocando recursos y tiempos, dos dimensiones se transforman y dos permanecen igual.
Para terminar, cuando la disrupción se hace presente, debemos estar preparados para caer. Aprendamos el “Ukemi”, el arte de las caídas, para hacerlo con el menor daño posible. Esta expresión proveniente del Judo, significa “recibir el cuerpo”. Saber caer y reaccionar rápidamente puede ahorrarnos muchas lesiones aparatosas y nos permite recuperarnos rápida y elegantemente.
Fuente: https://www.linkedin.com/pulse/aprendamos-el-ukemi-fernando-cerutti-5mxxf/