por David Casals
Para que sean útiles, hay que prepararlas bien y terminar de forma puntual, expone el consultor Xavier Marcet.
«Somos nuestras agendas; siempre que me reúno con directivos de empresas les sugiero que intenten vaciarlas», expone el experto en estrategia, innovación e internacionalización Xavier Marcet.
En una entrevista con EXPANSIÓN, el fundador de la consultora barcelonesa Lead to Change contrapone la «reunionitis» con la necesidad de que el tiempo invertido sea de calidad. Para mejorar los encuentros, plantea reducir su número «a lo sensato», prepararlas bien, ser «breve» en las intervenciones y especialmente, terminar de forma puntual. Su recomendación es clara: «Hay que poner el foco y dejar las tonterías», concluye.
Todo ello tiene lugar en un contexto desafiante y cambiante. Hace cinco años, con el estallido del Covid, irrumpió el teletrabajo, pero muchas compañías han optado por reducirlo o eliminarlo. «Lo que quedará es la presencialidad inteligente«, basada en la «flexibilidad» y el «sentido común», argumenta el experto, autor de Management del sentido común (Plataforma Editorial), que recomienda compartir espacio y tiempo, algo que «permite resolver conflictos, aprender, competir y crecer».
«Los cinco minutos anteriores o posteriores» a una reunión son esenciales por la complicidad que se genera, y de ahí la importancia de valorar la simultaneidad. Pero, más que decretar su fin mediante «normas rígidas», Marcet apela a la escucha ya que la gran labor de los directivos es «saber dar sentido» a su entorno. Por esta razón, les anima a dejar a un lado «la jerarquía, la altivez o el hecho de creerse el rey del mambo», y aunar «la ambición con la humildad».
El consultor asegura que los buenos líderes «predican con el ejemplo, trabajan mucho y empoderan a los demás». «Son como un buen entrenador» y tienen claro que «una empresa es una comunidad y que va de personas». Saben «transmitir seguridad, conseguir que el equipo se desarrolle y que las personas saquen lo mejor de sí mismas».
De esta forma, lo que podría ser un «egosistema» se convierte en un verdadero «ecosistema». Para este clima, el mejor camino es la «autenticidad», aunque sigue siendo la «revolución pendiente de algunas empresas». «Para sofisticar sirve cualquiera; todo el mundo puede hacer power points; en cambio, se necesita un talento especial para hacer las cosas sencillas», concluye Marcet, que suma 24 ediciones con el libro Esquivar la mediocridad y otras diez con Crecer haciendo crecer.
Fuente: https://www.expansion.com/directivos/2025/02/26/67bf849ae5fdeaf92a8b459c.html