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La empatía y el buenismo son dos cosas absolutamente diferentes.

por José Lorenzo Moreno López

Vivimos en una época donde la palabra empatía, además de muy manoseada, está en boca de todos. Y eso, en principio, está genial. Entender a los demás, ponerte en sus zapatos y ser considerado es una de las claves para construir mejores relaciones, tanto en lo personal como en lo profesional. Aunque, aquí viene el matiz importante: la empatía y el buenismo no son lo mismo. De hecho, confundirlas puede hacer que las cosas no te vayan tan bien como esperas.

Empecemos por aclarar lo básico. La empatía consiste en entender los sentimientos, pensamientos y perspectivas de otra persona. No significa que tengas que estar de acuerdo con todo o que debas ceder a todas las demandas. Ser empático no es sinónimo de decir «sí a todo». De hecho, a veces la mayor muestra de empatía es poner límites claros. No se trata de hacerle la vida fácil a los demás, sino de comprender lo que están sintiendo, sin perder tu propia voz ni tus necesidades en el proceso.

El buenismo, por otro lado, es ese impulso de querer ser agradable a toda costa, de evitar cualquier tipo de conflicto, incomodidad o malestar, incluso cuando esto significa ignorar lo que realmente piensas o sientes. Y aunque pueda parecer una manera de hacer el bien, en realidad puede convertirse en un obstáculo para ti y para los demás. Si siempre te esfuerzas por quedar bien y no incomodar a nadie, puedes terminar comprometiendo tus valores o permitiendo comportamientos que no deberías

Cuando aplicas la empatía de forma correcta, te vuelves más fuerte. ¿Por qué? Porque al entender lo que la otra persona necesita o siente, también te das la oportunidad de responder de una forma auténtica y genuina. Te permite conectar desde un lugar real. En cambio, el buenismo te debilita porque te lleva a actuar desde el miedo al conflicto y a la desaprobación por hacerle frente a la verdad. Al final, cuando siempre eliges el camino más fácil (decir sí, evitar el enfrentamiento), te desgastas y pierdes de vista lo que es realmente importante.

Si me lo permites te diré una verdad incómoda: a veces, la mejor manera de ser empático es decir «no». Y es que, aunque pueda sonar contradictorio, en muchas situaciones, ceder y complacer a alguien no es lo mejor para esa persona ni para ti. Tal vez tu «no» sea lo que esa persona necesita escuchar para crecer, aprender o asumir responsabilidades. Decir lo que realmente piensas, aunque sea incómodo, es un acto de respeto tanto hacia los demás como hacia ti mismo. Eso es empatía bien aplicada.

Si crees que el buenismo te va a salvar de los problemas, lamento decirte que no es así. A corto plazo, puede parecer que evitar conflictos o hacer lo que otros quieren te va a facilitar la vida, aunque a la larga, el no abordar los problemas reales acaba explotando en tu cara. Las situaciones tienden a empeorar cuando las ignoras. Por otro lado, la empatía, al ser más honesta y directa, te permite enfrentar los problemas desde un lugar de comprensión y soluciones reales, aunque a veces sea más incómodo.

El equilibrio está en encontrar la manera de ser empático sin ser complaciente. Puedes entender las necesidades y emociones de los demás sin sentirte obligado a satisfacer todas sus expectativas. Puedes ser amable sin ser un pusilánime. Al final del día, la empatía bien aplicada significa que eres capaz de conectar con los demás desde un lugar de sinceridad y respeto.

Por eso mismo se puede afirmar que la empatía y el buenismo no son lo mismo, y más te vale tenerlo claro si no quieres que las cosas te vayan «regular tirando a mal». La empatía es una herramienta poderosa para conectar y entender a los demás, aunque no implica ceder ni perder tu autenticidad. El buenismo, por el contrario, te lleva a evitar los problemas, decir que sí a todo y olvidarte de tus propios límites, lo cual no acaba bien.

Así que, la próxima vez que estés en una situación difícil, recuerda que ser empático no es ser complaciente. No tengas miedo de ser firme cuando sea necesario, porque a veces la mayor muestra de empatía es decir lo que otros necesitan escuchar, no lo que quieren oír.

Y precisamente eso será lo que te llevará a relaciones más sanas y a una vida mucho más equilibrada.

Fuente: https://www.linkedin.com/comm/pulse/la-empat%C3%ADa-y-el-buenismo-son-dos-cosas-absolutamente-moreno-l%C3%B3pez-y53uf?lipi=urn%3Ali%3Apage%3Aemail_email_series_follow_newsletter_01%3B81WrNUOiTQaMT4K3Y2wR%2FA%3D%3D&midToken=AQHXk1WGkrPttA&midSig=28MfTokpjKpXw1&trk=eml-email_series_follow_newsletter_01-newsletter_content_preview-0-title_&trkEmail=eml-email_series_follow_newsletter_01-newsletter_content_preview-0-title_-null-pvwyz~m3jxbnhi~xo-null-null&eid=pvwyz-m3jxbnhi-xo&otpToken=MTYwNjFhZTcxYjJhY2ZjM2JlMmYwMmU5NDcxOWUzYjI4OGM2ZDU0OTk4YWY4NTZmNzJjNzA3Njg0ZTVlNWJmYmZjYmQ4NGJjNjNkNGJhZjQ3MTA4M2I1MmE0NTQ0MDA5ODg4MDk4MWZlM2NiNjJkYjQ5LDEsMQ%3D%3D

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