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Por que es importante ser ambicioso.

Si has pasado suficiente tiempo en el mundo del desarrollo personal, seguramente has escuchado hablar de Jim Rohn. Y si no, te hago un favor presentándotelo: Rohn es ese mentor sabio que todos quisiéramos haber tenido, el tipo que transforma conceptos complejos en frases que te golpean directo en la cara (en el buen sentido, claro). Y hoy vamos a hablar de uno de sus temas favoritos: la ambición.

Qué es la ambición según Jim Rohn

La ambición es esa chispa interna que nos hace querer más de la vida, no en un sentido codicioso, sino como un impulso por crecer, mejorar y dejar una huella positiva. Rohn lo deja claro: «El poder de la ambición convierte los deseos esperanzadores en realidad». No se trata solo de querer cosas, sino de tener el empuje necesario para hacerlas realidad.

Eso sí, según Rohn, la ambición no es un concepto egoísta ni despiadado. «La ambición legítima dice: solo quiero algo al servicio de los demás, no a expensas de los demás». En otras palabras, si tu ambición consiste en pisotear a otros para conseguir lo que quieres, estás haciendo algo mal. La verdadera ambición es aquella que aporta valor, que construye en lugar de destruir.

Beneficios de la ambición

Tener ambición bien dirigida trae consigo una lista de beneficios bastante atractiva. Veamos algunos:

1. Convierte sueños en realidades

Rohn dice que «la ambición es el motor del logro». Si tienes ambición, no solo te quedas fantaseando con lo que podría ser; te levantas y te pones manos a la obra. La diferencia entre los que consiguen sus sueños y los que no, está en la acción.

2. Te hace más disciplinado

Una persona con ambición no espera a que «las condiciones sean perfectas» (porque nunca lo serán). En su lugar, actúa con lo que tiene y sigue adelante. La ambición empuja a mejorar hábitos, eliminar distracciones y enfocarse en lo que realmente importa.

3. Te diferencia del resto

Mucha gente se conforma con lo que tiene. No es que eso sea malo, pero si aspiras a algo más grande, la ambición es tu mejor aliada. «Si no haces planes para ti mismo, terminarás en los planes de alguien más. Y adivina qué tienen planeado para ti… no mucho». Rohn no podía haberlo dicho mejor.

4. Impacta a los demás positivamente

La gente con ambición suele inspirar a otros. Cuando persigues tus sueños con determinación, contagias a los que te rodean con tu energía. Además, si tu ambición está alineada con servir a otros, el impacto es aún mayor.

Los componentes de la ambición según Jim Rohn

Hasta aquí, la ambición suena como una receta para el éxito. Pero, ¿qué ingredientes lleva esa receta? Rohn los desglosa en cuatro principios esenciales:

1. Dirección positiva

Tener ambición sin rumbo es como subirse a un barco sin timón: te moverás, pero no sabes a dónde irás a parar. La dirección positiva significa definir qué quieres y asegurarte de que ese deseo te lleve a algo significativo y no solo a perseguir más dinero o reconocimiento sin propósito real.

2. Autoconfianza

«Confiar en ti mismo y en tus decisiones es clave», según Rohn. No puedes esperar a que el mundo te valide en cada paso. La autoconfianza te permite seguir adelante incluso cuando otros dudan de ti o cuando los resultados tardan en llegar.

3. Autodisciplina

No importa cuán ambicioso seas si no puedes controlar tus acciones. «Si no desarrollas disciplina, no importa qué tan buena sea tu idea; nunca verá la luz del día». La autodisciplina es el puente entre la intención y la acción.

4. Autoempresa (o iniciativa personal)

Este concepto se refiere a la capacidad de aprender y actuar por cuenta propia. Rohn dice que «si no tomas la iniciativa de aprender, mejorar y avanzar, te quedarás estancado». La autoempresa implica tomar responsabilidad de tu crecimiento sin esperar a que alguien más te impulse.

Reflexión final

La ambición no es mala; lo que importa es cómo la usas. Puede ser el motor que te lleva a cumplir tus sueños o la trampa que te consume si no está alineada con un propósito real. Como dice Rohn: «Tu vida será un ejemplo o una advertencia». Así que, si vas a ser ambicioso, asegúrate de ser el ejemplo.

Y ahora dime, ¿te atreves a cultivar tu ambición con estos principios? Si la respuesta es sí, estás en el camino correcto.

¡A por ello!

Fuente: Pablo A. Arango

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