por Francisco Alcaide
Todos buscamos tener una vida más plena. Es algo universal a cualquier persona, con independencia de las coordenadas de espacio y tiempo; entre otras cosas, porque como decía el psiquiatra Enrique Rojas, «la felicidad es como una manta que nos cubre, pero que siempre deja alguna parte al descubierto».
La satisfacción nunca es plena, aunque quizás ahí resida también el secreto, en que el ser humano es un ser incompleto en continua proyección. Si lo tuviésemos todo y todo nos fuese bien, la vida perdería parte de su magia e interés. En cualquier caso, apuntamos algunas claves (pistas) para intentar tener una vida más plena:
1. APASIONARSE.
«Sin pasión no hay talento», afirmaba Ferran Adrià. Para que otros amen lo que haces, tú tienes que hacer lo que amas. Haz lo que sientas. La desgana lleva a la mediocridad y al sinsentido. Tenemos la responsabilidad de apasionarnos. En cierta ocasión le preguntaban a Paco Fernández Ochoa, medalla de oro en los JJOO de invierno de Sapporo 1972: «¿Qué es lo que no hay que hacer para ser feliz?» Y contestaba: «Lo que no sientas».
La vida es demasiado corta para quedarse atascado en un trabajo que no nos gusta. Tal vez tus circunstancias actuales te limitan. Pero no se trata de cambiar tu vida de la noche a la mañana, sino de empezar a cambiarla. De dar algún paso hoy, y mañana otro más, y al día siguiente otro… y así sucesivamente. Poco a poco las cosas irán convergiendo hacia a aquello que más te gusta. Si no luchas por tus sueños, acabas luchando contra tu realidad
2. CONTRIBUIR.
Una vida significativa viene definida por cuántas vidas mejoran gracias a que tú existes. Haz que tu vida importe. Sé útil. Deja tu impronta personal. Pon tu talento al servicio de los demás. Trasciende tu individualidad. Como decía Picasso: «El sentido de la vida es encontrar tu don. El propósito de la vida es compartirlo». Pon tu empeño en ello y entrégate a ello. Y recuerda: cuanto mejor eres, más puedes aportar a los demás; y cuanto más aportas, más recibes.
Nick Vujicic, que nació sin extremidades (ni brazos ni piernas), escribe en su libro Una vida sin límites: «Lo más importante es reconocer tu propósito, te aseguro que tú también tienes algo para contribuir». Y añade: «Las mayores recompensas llegan cuando te entregas a ti mismo. Se trata de mejorar la vida de otros, de ser parte de algo más grande que tú mismo. El mejor consejo que tengo para encontrar la felicidad interior es tratar de ver más allá de ti mismo. Usa tus talentos para que la vida de alguien pueda ser mejor. Sólo cuando tus talentos y tu pasión estén totalmente comprometidos, con toda su fuerza, encontrarás tranquilidad».
3. CRECER.
Cuando dejas de crecer, empiezas a languidecer. Encontrar razones para ilusionarse es uno de los secretos de la existencia. El ser humano vive en el presente pero empapado de futuro. Somos nuestras ilusiones. Una persona sin ilusión (es) no vive, sólo sobrevive. Está presente de cuerpo, pero disecada de espíritu.
Las personas somos ‘ilusiones con piernas’, y cuando la ilusión se marchita entramos en barrena. Eso es lo que nos mantiene vivos, activos, No dejes que la rutina te coma. Busca retos. La curiosidad es el rasgo que mejor define a las personas espiritualmente jóvenes. Esas ilusiones no tienen por qué ser profesionales, sino también personales: los nietos, los viajes, aprender un idioma o cualquier otra cosa.
4. NO COMPARARSE.
El pasado viernes, el cómico Ángel Martín anunciaba el fin de su ‘Informativo Matinal’ que tanto seguían muchas personas. En su discurso de despedida decía: «Confundimos los logros de otros con lo que queremos nosotros. Confundimos nuestros sueños e intereses porque de repente nos parecen mejores e incluso a veces más sencillos los de gente que ni siquiera conocemos. Nos agobia tener la sensación de que algunos consiguen cosas que a nosotros también nos interesan, pero ellos de forma muchísimo más rápida. Nos desespera sentir que otros están en mejor forma, saben más, viven mejor, llegan antes a lugares que nos gustan; son infinitamente más seguidos, queridos, respetados, Da igual si es cierto o no, porque nos basamos en fotografías retocadas, vídeos editados, números y textos con emoticonos…»
Como comentaba recientemente en una entrevista, «miramos mucho hacia fuera y poco hacia dentro… y eso nos aleja de nosotros mismos. Y a medida que nos alejamos de nosotros mismos, nos frustramos más». Lo hemos dicho muchas veces: en todos los lados cuecen habas. Quien es guapo, no es simpático; quien es simpático, gana poco; quien gana mucho, no habla idiomas… Y así con todo. Nadie lo tiene todo y nadie lo hace todo bien. Acepta tu lugar en el mundo, con tus luces y sombras, como existen en todas las biografías. Recuerda: no hay otro tú, ni lo habrá jamás… Eres único, y eso te hace diferente y especial
5. RELACIONES ESTRECHAS.
El psicólogo norteamericano David G. Myers, en su obra The Pursuit of Happiness, escribe: «Las personas, con independencia de que sean jóvenes o viejos, hombres o mujeres, ricos o pobres, de Oriente o de Occidente, cuando se les pregunta qué es lo que más felices les hace, cuatro de cada cinco responden que las relaciones con las personas que quieren». Las relaciones dan sentido a la vida. Tu calidad de vida depende de la calidad de tus relaciones: en los momentos dulces, porque dan más sabor a esos momentos; en los tristes, porque rebajan la intensidad emocional del dolor.
Los refugios afectivos son críticos para el equilibrio y la estabilidad personal. Las palabras del Dalai Lama arrojan luz a esta idea: «Los seres humanos somos seres sociales. Venimos a este mundo como resultado de acciones de otros. Sobrevivimos aquí dependiendo de otros. Tanto si nos gusta como si no, no existe prácticamente ningún momento en nuestras vidas en el que no nos beneficiemos de las actividades de los demás. Por esa razón, no ha de sorprendernos que la mayor parte de nuestra felicidad surja en el contexto de nuestras relaciones con los demás». Numerosos estudios empíricos han constatado esta idea: una de las principales fuentes de felicidad son las buenas relaciones con otras personas. Las relaciones son una fuente de energía y de salud indispensable para cualquier persona.
6. COMPASIÓN.
La felicidad es la paz interior. Y ello tiene mucho que ver con aceptarse. Si aprendes a estar a gusto contigo mismo, estás en el camino correcto. Louise Hay, autora de El poder está dentro de ti, escribe: «Sólo hay una cosa que sana todo problema: amarse a uno mismo».
En ello, la compasión juega un papel primordial. Gracias a la compasión, tenemos una mirada más amable de nosotros mismos, en particular, y de la vida, en general, lo cual nos permite ser más felices. En el prólogo del libro Alquimia emocional de Tara Bennett-Goleman se nos deja una brillante reflexión: «Como budista [dice el Dalai Lama], he aprendido que lo que más afecta a nuestra paz interior es lo que llamamos emociones perturbadoras. Todos esos pensamientos, emociones y sucesos mentales que reflejan un estado mental negativo o poco comprensivo, inevitablemente socavan nuestra experiencia de la paz interior. Las emociones como el odio, la ira, el orgullo, la lujuria, la codicia o la envidia tienen un efecto perturbador en nuestro equilibrio interior. También tienen un efecto agotador en nuestra salud física».
7. SALUD.
La salud no lo es todo, pero sin la salud todo lo demás es nada. La salud es riqueza. Si no te ocupas de tu salud, te tendrás que ocupar de la enfermedad. Como siempre, prevenir es la mejor medicina. Y tres cosas son especialmente importantes: ejercicio físico, nutrición y sueño.
Naval Ravikant, conocido inversor de Silicon Valley y uno de los personajes incluidos en Aprendiendo de los mejores 4 (Alienta), siempre ha puesto como prioridad a la salud, por delante incluso de su familia y de su trabajo. La explicación es sencilla: sin salud no te puedes ocupar de nada más, ni de tus negocios, ni de tus seres queridos, ni de cualquier otra cosa. Él mismo apuntaba cierta vez: «Como convertí mi salud física en mi mayor prioridad, nunca dije que no tenía tiempo. Por la mañana, hago ejercicio, y el tiempo que me lleve es el que me lleva. No empiezo el día hasta que no he hecho ejercicio. No me importa si el mundo está implosionando y derritiéndose, puede esperar otros treinta minutos hasta que termine de hacer ejercicio».
8. GRATITUD.
La gratitud tiene el poder de desactivar la negatividad de nuestra vida. Cuanto más agradecido eres, más satisfecho te sientes. En lugar de pensar en lo que te falta piensa en todo lo que ya tienes y cómo te sentirías si te lo quitasen. La gratitud es riqueza; la queja es pobreza. El emperador Marco Aurelio, uno de los representantes del Estoicismo, en su libro Meditaciones escribe: «No sueñes con las cosas que no tienes, más bien reconoce las bendiciones de las cosas que sí posees. Luego, recuerda agradecido cómo estarías de ansioso si tus posesiones no fueran tuyas».
También Cicerón, filósofo y orador romano, señalaba: «La gratitud no es sólo la mayor de las virtudes, sino la madre de todas las demás». A partir de ahí comienza todo. La persona que despotrica de todo y de todos, es una persona desconectada de la vida. Y atrae más de eso. Somos imanes, y las fuerzas creativas del universo convergen en la dirección de la frecuencia a la que vibramos. A la gente agradecida le va mejor en la vida y, sobre todo, se siente mejor consigo mismo, con los demás y con la existencia en general. En definitiva, y como dejaba hace unos días en mi cuenta de Instagram: «Si quieres que se produzcan cambios positivos en tu vida hay una forma sencilla de empezar: siendo agradecido de manera explícita con todo lo bueno que ya se tiene».
Fuente: https://franciscoalcaide.com/blog-francisco-alcaide-2/373-8-claves-para-una-vida-mas-plena