Por Andrea Del Pozo
Soy de esas personas románticas que cree que todos tenemos una función importante que cumplir en la vida.
A veces esa función se esconde y no nos lo dice claro, otras como en mi caso ha estado ahí siempre aunque con mensajes difusos que cada día voy perfilando.
Recuerdo que uno de esos mensajes me llegó la primera vez que subí en avión, aquella mañana Barajas estaba completamente nublado, un día lluvioso y gris, vamos un día feo feo.
Cuando el avión que nos llevaba a Budapest empezó a ascender fue increíble.
No por la altura ni por la horrible sensación de los oídos (soy muy quejica a veces) si no por la confirmación de algo que siempre había estado en mi cabeza: por encima del cielo más gris y triste siempre siempre luce un sol radiante.
Te parecerá absurdo pero ese hecho tan aparentemente simple marcó tanto mi vida que en muchas ocasiones se lo pongo como ejemplo a mis pacientes.
Además de vivir mi vida desde el lado positivo, mi función es ayudar a aliviar el sufrimiento psicológico y potenciar esa actitud positiva ante la vida.
Una función ambiciosa, lo sé. Ambiciosa porque no se trata de curar huesos, intervenir órganos o tratar patologías con claro componente orgánico, de esos que se ven en radiografías o analíticas.
Se trata de algo mucho más profundo y a la vez mucho más incomprendido e incluso rechazado.
Al fin y al cabo hemos de reconocer que la salud mental está bastante descuidada, y no te hablo de patologías de DSM, te hablo de la base de todo: gestionar tus pensamientos y emociones, educarte en habilidades sociales y lo más importante, comprender que tu máximo objetivo en la vida es alcanzar la felicidad.
Una paciente una vez me dijo algo que me llenó muchísimo: los psicólogos somos los “sanadores de dentro”.
No sabía decirme exactamente qué era ese “dentro”, si hablaba de alma, de mente… Ella lo describía como esa voz que escucha, que conoce en su interior desde que nació y que a veces se equivoca y la hace sentir mal.
Por supuesto no hablaba de alucinaciones auditivas.
Hablaba de su “yo interior” de ese nosotros que solo nosotros conocemos, que lleva a nuestro cuerpo por la vida tomando el control y las decisiones, haciéndonos sentir de tal o cual otra forma y que no siempre acierta y no siempre nos hace sentir bien.
Tras pensarlo mucho comprendí que tenía razón.
Realmente un psicólogo se ocupa de “guiar” esa voz con las estrategias y recursos que están a nuestro alcance, y que a alguien algún día se le ocurrió llamarles terapias.
1.- Crónica de una vocación anunciada
Me llama la atención ese mito tan extendido (incluso entre profesionales) de que las personas que estudian psicología lo hacen para “curarse” a ellos mismos de algún “trauma”.
Sinceramente, no creo que alguien estudie psicología por ese motivo. Igual que no creo que un arquitecto estudie arquitectura para diseñar su casa, o un médico estudie medicina para curarse la gripe.
Piénsalo, escoger entre 5 años de facultad y la terapia de un profesional:
Lo segundo…
- Es más barato
- Tiene menos quebraderos de cabeza
- Sin duda es mucho más efectivo.
Quizá la curiosidad por el mundo emocional, quizá algunas características de mi personalidad… El caso es que desde la adolescencia el papel que yo entendía que tenía un psicólogo me entusiasmaba.
Fuera lo que fuese, aquella decisión que tomé hace 13 años marcó mi vida de una forma que agradezco cada día.
Estudiar psicología y toda la formación posterior me ha aportado mucho conocimiento y lo que más me gusta es que he cogido todo ese conocimiento y lo he adaptado a mí para crear mi propia forma de trabajo.
Pero sin duda, es el trabajo diario con pacientes lo que le ha aportado el sentido a aquella decisión, lo que le ha aportado valor a mi vida.
A consulta llegan personas que sufren mucho, personas cansadas de vivir, personas que creen que no pueden aportar nada positivo a nadie…
¿Lo mejor de mi trabajo?
Aprender cosas nuevas de estas personas que creen que no enseñan nada. Encontrar junto a ellas la fuerza para entender que cada uno de nosotros somos importantes, maravillosos por nuestra mera existencia, perfectos de pura imperfección.
Y ahí está la magia, ahí está lo más bonito de mi trabajo, porque ese proceso de descubrimiento que ellos tienen lo tengo yo también conmigo misma.
Entender esto es entender la necesidad de ser felices, de perseguir nuestros sueños y de luchar porque cada día sea especial, un motivo para celebrar que estamos vivos.
2.- Pero…. durante un tiempo lo olvidé
El dolor puede convertirse en pesadilla y en mi caso lo consiguió.
Durante meses viví a caballo entre el hospital y mi casa buscando la explicación que aún hoy no acaba de llegar.
Recuerdo ese tiempo con angustia, no todos los días es tu primer aniversario de boda y estoy segura de que hay lugares mucho mejores para celebrarlo que la sala de espera de un hospital.
Pues sí, a mi me tocó pasarlo ahí, ese día y los 17 siguientes, en busca del origen del intenso dolor de estómago que me atormentaba.
Pruebas, pruebas y más pruebas. La única conclusión de una analítica totalmente descontrolada.
Cuando me dieron el alta, nació “De emociones y más”, un lugar donde aunar mis dos pasiones, la psicología y la escritura, sin más objetivos y sin ningún conocimiento de blogging.
Pero nunca parece ser suficiente y la vida a veces se empeña en liarte y eso es lo que pasó hace justo un año:
Una nueva crisis de dolor y esta vez todo se torna más serio, pruebas más serias y revoloteando un diagnóstico muy grave.
Aún resuena en mi cabeza la conversación con mi médico de digestivos en la que me dijo: hay que valorar la posibilidad de un síndrome de Wilson, pero tranquila, todavía no hay que alarmarse.
Me sonaba esta enfermedad y no porque fuera algo sencillito. Se trata de una enfermedad degenerativa muy grave, quizá este fue uno de los mazazos más grandes que la vida me ha dado.
¿Con 30 años? ¿Una enfermedad degenerativa?
Durante varios meses mi corazón estaba encogido. Pruebas complicadas, resultados que tardaban muchísimo, noches sin dormir, miedo, miedo, miedo…
Hasta que un día decidí que si la vida iba a ser así de cruel conmigo en un futuro próximo, debía aprovecharla haciendo todo lo que me hace feliz, lo que viniera después ya llegará.
Días después de esto, el 31 de agosto de 2015 tenía cita para saber los resultados de las pruebas. Todo estaba normal, hay una pequeña alteración por ahí pero nada que ver con esa horrible enfermedad.
3.- Vivir la vida desde el lado positivo
Ese mismo día retomé mi “De emociones y más”. Ese mismo día decidí que mi espacio de vivir en positivo tenía que ser el lugar donde muchas personas aprendieran a ver su vida desde este lado y ahí decidí comenzar mi proyecto.
En eso días descubrí a Edu y su Ruta Kaizen, sin ninguna autoridad comenté uno de sus post felicitándolo por una gran recopilación de artículos sobre crecimiento personal, un post excelente por la cantidad de valor que aporta.
Sin conocerme de nada me animó y me proporcionó material que me sirvió de muchísima ayuda.
En ese mismo instante redescubrí algo que ya tenía clarísimo, la gente es buena por naturaleza, Edu me lo confirmó.
Actualmente dedico mi vida a vivir en positivo, sin cargar lastres innecesarios y disfrutando al máximo de las pequeñas cosas de la vida que contribuyen a mi felicidad.
También a disfrutar de los buenos momentos, a superar (y porqué no, también disfrutar) los malos, y a crecer personalmente y a seguir aportando valor a mi función.
Trabajar con cada uno de mis pacientes es algo enorme, pero trabajar para que miles de personas sientan un poco de aliento, encuentren una alternativa a su problema o simplemente encuentren alguna herramienta que les pueda facilitar el camino hacia su felicidad es indescriptible.
De emociones me está permitiendo llegar a muchísimas personas que de otra forma sería imposible, me está permitiendo enfocar mi trabajo a lo que más me gusta de mi profesión: el crecimiento personal y la inteligencia emocional.
Me siento muy completa e ilusionada con mi “casa virtual” a la que por supuesto quiero invitarte a conocer y quedarte para que tú también vivas tu vida desde el lado positivo.
Si me lo aceptas, quiero hacerte un regalo muy especial, mi ebook de autoestima, una guía práctica con 10 claves para conquistarte de una vez por todas.
Considero que tener una buena autoestima es la base principal para potenciar ese cambio de visión hacia el lado positivo, así que seguro que te ayudará a iniciar ese trayecto.
¿Te animas a vivir tu vida desde el lado positivo?
Fuente: https://rutakaizen.com/conversacion-medico-me-enseno-sobre-la-vida/