La compañía que fundó y aún dirige, Amazon, ha creado una gran revolución mundial en la forma como los consumidores compramos.
Para bien de muchos, y desdicha de otros, Amazon se ha convertido en una poderosa fuerza capaz de ejercer influencia a escala global.
Semejante nivel de éxito significa que mister Bezos ha tomado muchas buenas decisiones. Su porcentaje de acierto debe ser asombroso.
Por esta razón, cuando habla sobre las herramientas que utiliza para elegir uno u otro camino, debemos prestar atenta atención.
Resulta que la calidad de nuestra vida está determinada por la calidad de las decisiones que tomamos.
No solo las trascendentales (que carrera escoger, casarse o no, tener hijos y ¿cuantos?, comprar o alquilar vivienda y así por el estilo), sino también esas cotidianas que parecen no tener mucha importancia, pero que en el curso de una vida tienen un peso descomunal: de postre ¿helado o fruta?, ¿un libro o Netflix?, ¿salgo a correr o sigo con Facebook?…
En una entrevista que concedió, Jeff Bezos contó como tomó la decisión de abandonar su muy bien pagado empleo en Wall Street para lanzarse a la aventura emprendedora.
Era por entonces 1994, y el hoy multimillonario pensaba que «esa cosa llamada Internet iba a ser realmente un gran asunto».
Un día comentó a su jefe que le gustaría lanzar un tienda de libros online. Su jefe estuvo de acuerdo en que era una buena idea, pero le advirtió que «esa idea era mejor para alguien que no tuviera un buen trabajo».
Bezos se tomó unos días para decidir y esta, según sus propias palabras, fue la forma como llegó a una determinación:
[Comprendí que] la mejor manera de pensar acerca de esto era proyectar mi vida hasta cuando tuviera 80 años. Así podría tomar una decisión que minimizara el arrepentimiento.
Y supe que cuando tuviera 80 años, no me arrepentiría de haber intentado esto. No me arrepentiría de tratar de participar en esta cosa llamada Internet que pensaba iba a ser un gran negocio. Sabía que aún si fallaba, no me arrepentiría.
Y sabía también que de la única cosa de la que podría arrepentirme es de no haberlo intentado alguna vez. Sabía que eso me molestaría todos los días.
Después de pensarlo mucho, tomé el camino menos seguro para seguir mi pasión, y estoy orgulloso de esa elección.
Uno puede elegir una vida de tranquilidad y comodidad, o una vida de servicio y aventura.
Cuando tengas 80 años, estarás orgulloso de la última.
A lo que Homero responde que «la resaca es un problema para su futuro yo y que le alegra saber que su yo presente no tiene que preocuparse por eso».
Nuestra vida actual es un reflejo de las decisiones que tomamos en el pasado, y la vida que viviremos en el futuro será producto de lo que hacemos ahora. Así que sigamos el consejo del espabilado Bezos y preguntemos a nuestro yo de 80 que opina.