PRIMERO.- Sabiendo que los objetivos del siguiente año se van a fijar en base a los resultados del anterior, hay empleados que pueden sentirse incentivados a no dar todo lo que podrían dar de sí mismos este ejercicio, para evitar ser penalizados por unos objetivos excesivamente ambiciosos en el siguiente período.
SEGUNDO.- En otras ocasiones se establecen metas uniformes para todos los empleados, sin tener en cuenta los diferentes contextos en que los empleados tienen que desarrollar su actividad. En consecuencia, algunos empleados pueden sentirse molestos ante la sensación de que los objetivos de algunos de sus compañeros son mucho más fáciles que los suyos.
QUINTO.- Otras veces el problema se deriva de que los objetivos que se establecen ahora permanecen inmutables durante todo el período, con lo que pueden perder todo su efecto incentivador si no se revisan y adaptan en caso de que se produzcan cambios en el contexto competitivo o las circunstancias de la organización.
SEXTO.- En ocasiones los objetivos y los incentivos asociados a ellos están vinculados en exceso a indicadores de naturaleza financiera, sin tener en cuenta otros -por ejemplo, el servicio a clientes- de los que depende el éxito de la organización a más largo plazo.
SÉPTIMO.- En algunas organizaciones los datos que se usan como base para establecer objetivos no son analizados de una forma suficientemente rigurosa, lo que puede llevar a conclusiones superficiales y previsiones inexactas.
OCTAVO.- En otras empresas el proceso de establecimiento de objetivos se considera un flujo unilateral de caracter descendente, que se produce sin ninguna participación de quienes deberán convertirlas en una realidad, por lo que su compromiso con esos objetivos nunca será el mismo que si su input hubiese sido tenido en cuenta.
NOVENO.- Existe la tendencia de que los incentivos de todos los empleados de una determinada función dependan, en la misma proporción, de los mismos indicadores, cuando la realidad de sus zonas o sus carteras de clientes pueden justificar que la importancia relativa de cada indicador, o incluso los propios indicadores empleados, sean distintos.
DÉCIMO.-Muchas veces no se tienen en cuenta las relaciones de interdependencia que existen dentro de cualquier organización, con lo que se corre el riesgo de establecer objetivos cuya falta de consistencia los hace irrealizables desde el mismo momento de su establecimiento.
En definitiva, diez puntos sobre los que reflexionar ahora que para muchos todavía no es demasiado tarde.