Hablo de él y le traigo aquí porque en un momento de la entrevista, le pregunta el periodista:
— Todo esto no sale de jugar unas pocas horas a la semana. ¿Cómo es tu día a día?
Y contesta:
— Dedico una media de 10 horas al día, entre estudio y trabajo. Es duro, porque yo juego torneos, que es una modalidad que no tiene descanso apenas. Paro cinco minutos cada hora y apenas me da tiempo a comer. Es algo duro, pero me gusta y lo llevo bien.
Más adelante continúa su relato:
— La parte de estudiar en póker es muy importante. Juega muchísima gente y solo la élite gana dinero. Ese pequeño porcentaje de gente que gana tiene que trabajar y prepararse más que el resto. No hay otro secreto.
Si no estás preparado, las oportunidades no aparecerán en tu vida. Ya sabes las palabras que recogemos en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 9ª edición):
Esa es la magia del desarrollo personal: cuanto más estudias, cuanto más te formas, cuanta más experiencia tienes, cuanto más cultivas tu red de contactos… mejor te va. El desarrollo personal no es otra cosa que incrementar tus posibilidades de tener éxito, porque desarrollo personal no es otra cosa que estar preparado.
Todo es una cuestión de estudio y práctica acompañado de feedback para ir ajustando el tiro con mayor precisión sin perder jamás el foco jamás y con una determinación —ganar o morir— inquebrantable.
Tú decides si estás dispuesto o no pagar el precio. En tus manos está, pero si no logras o que quieres lograr, no le eches la culpa al gobierno, a los mercados financieros o a tus padres. Como se dice en Tu futuro es HOY (Alienta, 2ª edición): «El único antídoto contra todos los males es la autorresponsabilidad. Todo empieza por ahí. Hazte cargo de ti mismo. No busques excusas porque las encontrarás. O gobiernas tu vida o te la gobiernan otros».