por Elizabeth Parisi
No es fruto del azar que los jóvenes componentes de una familia se integren exitosamente a la empresa familiar, sino de un trabajo sistemático y dirigido, tendiente a que las aptitudes personales se conviertan en actitudes positivas que permitan un pacto entre las generaciones beneficioso para todos.
Para insertarse necesitan saber cuál fue la historia de ese sueño que luego se convirtió en proyecto, porque esa historia contiene las raíces de la familia empresaria, es lo que le genera identidad y conciencia de ser parte de esa construcción que, unida al sentimiento, es el primer paso para apropiarse del proyecto, sentirse protagonista. Esto les da sentido de pertenencia.
La participación en la consolidación de la visión empresaria desarrolla en los jóvenes un propósito común, lo que resulta en un trabajo en la misma dirección, alineado con los intereses de la empresa. Conocer esta perspectiva les servirá de guía para saber a dónde se dirige y para llevar adelante los objetivos; por eso es tan importante la transmisión oral del legado con la mayor claridad y honestidad.
Deben entender que una firma familiar implica dos tipos de organizaciones con características propias y fines distintos, y que ambas funcionan como un tejido, que es la base de dos proyectos que crecen y se retroalimentan. De ellos surge una particular cultura organizacional, y de cómo esta última sea construida, dependerá el éxito o el fracaso.
Esa relación entre familia y empresa es siempre de tensión, por lo que, para contenerla y articularla son necesarias reglas que deben estar alineadas con los valores que requieren ser transmitidos con la mayor coherencia. Estas reglas regulan la relación compañía y sientan las bases para la continuidad. Para ello deben ser claras, comunicadas y explicadas a los jóvenes, evitando los malos entendidos y dobles interpretaciones.
Es importante que las mismas sean documentadas con claridad antes, o durante el proceso de ingreso de los descendientes; de ahí que, en esa etapa, uno de los principales pilares sea la elaboración del protocolo empresario-familiar.
Otro punto importante es saber que una sola familia propietaria, la dirige y la administra, por lo tanto hay una fuerte influencia en la política de la empresa, que se pone de manifiesto al tomar múltiples decisiones de diferentes características e importancia, y que sus problemáticas específicas están asociadas, al entremezclarse cuestiones familiares con decisiones empresarias.
Por otro lado, hay un riesgo permanente de confusión de roles, para lo que es necesario definir con claridad cuáles corresponden a la empresa y cuáles a la familia, y ejercitar el sentido de pertinencia, de adecuación a cada espacio, lo que garantizará un mejor desarrollo de las relaciones tanto en una como en otra.
Un aspecto muy importante para aprender a manejarse es la profesionalización para hacer buenas lecturas de las diferentes situaciones, el entrenamiento, la actitud humilde para captar y escuchar.
Uno de los errores más comunes es cuando se incorporan jóvenes sin nada de conocimiento sobre la compañía, sobre el rol a desempeñar o sobre lo que se espera de él. Esto resulta elemental dado que la empresa es el espacio por excelencia para poner en juego la aspiración por logro, la aptitud para el ejercicio del poder, la habilidad para lidiar con la incertidumbre, para todo lo cual hay que prepararse.
Asimismo, resulta importante no creer que por ser familiares de los dueños, eso los habilita automáticamente para ser buenos empleados o dirigir. Saber reconocer el mapa de funcionamiento y las características de cada espacio les dará mayor conocimiento, compromiso, responsabilidad e involucramiento y la capacidad para distinguir el manejo de temas a través de un orden expresado en reglas y modos de hacer.
La comunicación será el instrumento clave para todos los procesos que ocurran; aprender a escuchar y observar, conocer las motivaciones detrás de los argumentos, detectar las emociones negativas, leer las expresiones corporales, los silencios, cuándo y cómo se habla. Todo esto es muy útil y necesario a la hora de manejar las relaciones.
El tema de la retribución por salario, por horas trabajadas, por tipo de función realizada, por nivel de responsabilidad, no se deberá dejar al azar ni dar por sobreentendido. Será necesario que para esto indaguen el valor de mercado del puesto de trabajo que ocuparán, moviéndose entre márgenes de lo mínimo a lo máximo, donde tendrán en cuenta la preparación con que cuentan.
Un punto clave será aprender a trabajar en equipo, compartiendo intereses comunes, para lo cual será muy importante la flexibilidad, salir de la comodidad y de la zona de confort.
También saber que se está en un proceso aprendizaje continuo, que entrenarse en todos los niveles del conocimiento de una organización es un desafío constante.
El éxito de esta integración estará dado por la calidad del resultado del desempeño que adquieran los ingresantes y de la gestión global, y será un camino de crecimiento, que con trabajo consiente y comprometido se convertirá en un destino promisorio.
*Elizabeth Parisí es además consultora en Desarrollo Humano y Organizacional, facilitadora de procesos de cambio, Gestión de Organizaciones Inteligentes y Fortalecimiento Institucional. Conceptos basados en el libro del Dr. Leonardo Glikin «Los hermanos en la empresa de familia» (Aretea Ediciones, 2014).