Muchas personas creen que comenzar un negocio es un proceso misterioso. Saben que quieren emprender pero no saben cuáles son los primeros pasos que deben dar. En este artículo descubrirás cómo generar una idea de negocio, cómo determinar exactamente qué es lo que quieres hacer y cómo actuar en consecuencia.
Pero antes de comenzar, vamos a aclarar un punto: la gente siempre se pregunta si éste es un buen momento para comenzar la aventura de emprender. El hecho es que en realidad nunca es un mal momento para lanzar un negocio.
Es obvio por qué resulta inteligente lanzarlo en tiempos económicos robustos: la gente tiene dinero y está buscando maneras de gastarlo. Pero hacerlo en momentos económicos difíciles o inciertos puede ser igualmente inteligente pues, si haces la tarea, presumiblemente hay una necesidad del negocio que estás comenzando. Dado que muchas personas se muestran reticentes a empezar en tiempos difíciles, tu negocio nuevo tiene mejor oportunidad de recibir atención. Y, dependiendo de tu idea, en una economía deprimida en ocasiones hay maquinaria, insumos e incluso negocios enteros a la venta a muy buenos precios.
De acuerdo con datos del Sistema de Información Empresarial Mexicano (SIEM), el país pasó de tener 638,000 empresas registradas en 2001 a 776,878 en 2012. La realidad es que por cada mexicano que en efecto comienza un negocio, hay probablemente millones más que se ponen la meta de emprender y no lo hacen.
Todos tienen sus propios obstáculos que les impiden dar ese primer paso crucial. La mayoría de las personas tienen miedo de empezar, le teman a lo desconocido o al fracaso e incluso al éxito. A otros les parece abrumante comenzar algo porque tienen la creencia equivocada de que deben empezar desde cero. Piensan que tienen que encontrar algo que nadie haya hecho antes, un nuevo invento, un servicio único. En otras palabras, creen que tienen que reinventar la rueda.
Pero a menos que seas un genio de la tecnología –otro Bill Gates o Steve Jobs–, tratar de reinventar la rueda es una gran pérdida de tiempo. Para la mayoría de las personas que están comenzando un negocio, el tema no debería ser dar con algo tan exclusivo que nadie haya oído jamás, sino de responder a las preguntas: ¿cómo puedo mejorar esto? o ¿puedo hacer esto mejor o diferente de como lo está haciendo alguien más? O simplemente: ¿hay una parte del mercado que no se está cubriendo donde hay cabida para otro negocio en esta categoría?
Haz que las cosas fluyan
¿Cómo comienzas el proceso de generar la idea? Primero tomas una hoja de papel y hasta arriba escribes “Cosas acerca de mí”. Haz una lista de siete cosas acerca de tu persona; actividades que te guste hacer o aquellas en las que seas realmente bueno (más adelante abordaremos la parte de tu vida laboral), hobbies que tengas, etc.
Tu lista puede incluir cosas como: soy muy bueno para relacionarme con la gente, me encantan los niños, amo leer, adoro las computadoras, me gustan los números, soy bueno para desarrollar conceptos de mercadotecnia, soy una persona que resuelve problemas. Escribe todo lo que se te ocurra; no es necesario que tenga sentido.
Una vez que hayas hecho la lista, numera las cosas que hayas incluido en ella. Al reverso de la hoja enlista las cosas en las que crees que no eres bueno o que no te gusta hacer. Por ejemplo: no te gusta conocer gente, no te agradan los niños, te pones nervioso al hablar en público o no quieres viajar. No lo pienses demasiado; sólo anota tus pensamientos.
Cuando hayas terminado, pregúntate: si hubiera entre tres y cinco productos o servicios que pudieran mejorar mi vida, ¿cuáles serían? Se trata de tu vida personal como hombre, mujer, padre, esposo, madre, esposa, abuelo, estudiante, etc., dependiendo de cuál sea tu situación. Piensa qué productos o servicios harían tu vida más fácil o más feliz, cuáles te harían más productivo o eficiente, o simplemente cuáles te brindarían más tiempo o confort.
Enseguida plantéate las mismas preguntas en relación con tu vida laboral. Analiza qué te gusta y qué te disgusta acerca de tu trabajo, así como qué rasgos le agradan y le desagradan a la gente de ti. Por último, pregúntate por qué estás buscando comenzar un negocio en primera instancia. Cuando hayas concluido, revisa si surgió algún patrón, por ejemplo, si se requiere un negocio que se encargue de hacer alguna de las cosas que te gustan o para las que eres bueno.
Ésta es la historia del nacimiento de un negocio que resulta un buen ejemplo sobre la forma en la que puedes descubrir una necesidad y satisfacerla. La revista Entrepreneur Estados Unidos tiene su sede en Irvine, California, EE.UU., una comunidad bien urbanizada. Hace muchos años no había muchos restaurantes de comida rápida en el área de negocios de la ciudad, la mayoría estaban al otro lado, en la zona residencial.
A dos jóvenes de Irvine esta situación les parecía muy frustrante pues no disponían de muchas alternativas accesibles para comer cerca de sus trabajos. Cierto, había establecimientos de comida en algunos pasajes comerciales, pero los estacionamientos eran muy pequeños y el tiempo de espera era muy largo.
Un día, mientras se lamentaban de su problema durante el almuerzo, uno de ellos dijo: “¿no sería genial si pudiéramos encargar que nos trajeran buena comida?” ¡Y el legendario foco se encendió sobre sus cabezas! Entonces hicieron lo que mucha gente no hace: llevaron su idea al siguiente nivel. Coincidentemente, adquirieron una de las guías de Entrepreneur para negocios gastronómicos y abrieron un restaurante con entregas a domicilio.
Al día de hoy, su empresa ha atendido a más de 15 millones de personas. No se trata de un negocio complicado y tampoco es original. Su competencia se ha vuelto más dura, y aun así lo están haciendo muy bien. Y todo comenzó porque escucharon sus propias frustraciones y decidieron hacer algo al respecto.
Poco sabían de lo que las encuestas señalan sobre la reducción del tiempo destinado a comer como una de las principales quejas de los trabajadores (algunos sólo disponen de 30 minutos, lo cual hace que les resulte prácticamente imposible salir, comer y regresar a tiempo). Así, aunque al inicio estos jóvenes emprendedores creyeron que sólo estaban respondiendo a una necesidad personal en su zona, de hecho estaban abordando un problema universal.
Esa es una manera de encontrar ideas: escuchar tus propias frustraciones (o las de tus compañeros de trabajo, familiares o vecinos). Las oportunidades están ahí; sólo necesitas encontrarlas. Si tu cerebro siempre está puesto en el modo “idea”, entonces se te ocurrirán muchas con sólo observar a tu alrededor o ponerte a leer. Por ejemplo, si leyeras un artículo acerca de la reducción del horario de comida y pensaras como emprendedor, dirías: “¡Wow! Tal vez yo tenga la oportunidad de hacer algo al respecto. Debería empezar a investigar”.
Momentos de inspiración
La inspiración puede estar en cualquier parte. Aquí hay otra clásica historia de cómo empezó un negocio. ¿Alguna vez te han multado por no regresar a tiempo la película que rentaste? Te apuesto a que no hiciste nada al respecto. Bueno, pues cuando Reed Hastings recibió una multa por la cantidad de US$500, en vez de enojarse tuvo un momento de inspiración. Hastings se preguntó: “¿por qué los videoclubes no funcionan como los gimnasios? Ya sea que lo uses mucho o poco, siempre pagas lo mismo”. De esta reflexión nació Netflix, un servicio de alquiler de DVD en línea. Desde sus inicios en 1999, la plataforma ha crecido hasta convertirse en un negocio enorme con ingresos que alcanzan US$1,300 millones.
Tener una idea puede ser tan simple como mantener los ojos bien abiertos para descubrir el último grito en cuanto a negocios; siempre están brotando como hongos. Muchos emprendedores locales hacen toneladas de dinero llevando el concepto de las cafeterías Starbucks a sus localidades y luego expandiéndose a partir de ahí.
Y no menosprecies el sistema de prueba y error. Muchos negocios exitosos con frecuencia pasan por varios ciclos. Durante los últimos años, los productos y suministros de jardinería han estado arrasando, pero nadie diría que la jardinería es un negocio del siglo XXI. En otras palabras, puedes tomar cualquier idea y adaptarla a los tiempos actuales y a tu comunidad, añadiendo tu propia creatividad. De hecho, adaptar un concepto es una necesidad si quieres que tu negocio tenga éxito.
Una de las mejores maneras de determinar si tu idea será trascendente en tu comunidad es hablar con la gente que conoces. Si es un negocio, habla con tus compañeros de trabajo y colegas.
Comenta tus ideas personales con tus familiares y vecinos. No temas que la gente te robe la idea; no es muy probable que suceda. Sólo discute el concepto general, no hace falta que des todos los detalles.
¡Sólo hazlo!
Con suerte para este momento el proceso de determinar qué negocio es adecuado para ti al menos ya ha quedado un poco desmitificado. Tienes que entender que aunque comenzar un negocio no es fácil, tampoco es tan complicado o terrorífico como la gente cree. Es un procedimeinto que requiere de sentido común y de avanzar paso por paso, así que da un solo paso a la vez. Primero, define qué quieres hacer. Una vez que tienes la idea, habla con la gente para averiguar qué piensan. Pregunta “¿Tú comprarías/usarías/contratarías esto?, ¿cuánto pagarías por ello?”
Comprende que mucha gente a tu alrededor no te va a animar a que te embarques en tu aventura empresarial (algunos incluso tratarán de convencerte de no hacerlo). Hay quien te dirá que se preocupa de corazón por tus intereses; otros envidiarán tu valentía, y unos más se sentirán agraviados por que tú tienes las agallas de hacer algo y ellos no. Y no puedes permitir que estos detractores te disuadan de emprender incluso antes de haber comenzado.
De hecho, una vez que tienes una idea de negocio, el atributo más importante que necesitas como emprendedor es la perseverancia. Cuando te dispongas a lanzar tu concepto, escucharás la palabra “no” muchas más veces que antes. No debes tomarlo de manera personal; tienes que superar las negativas y avanzar hasta la siguiente persona, porque tarde o temprano vas a conseguir un “sí”.
Una de las advertencias más comunes que recibirás será en referencia al riesgo. Todos te dirán que es arriesgado poner tu propio negocio y claro que lo es, pero ¿qué cosa en esta vida no con lleva riesgos? Además, hay una diferencia entre correrlos a lo tonto y asumirlos de manera calculada. Si reflexionas con cuidado en lo que estás haciendo, buscas ayuda cuando la necesites y nunca dejas de plantearte preguntas, puedes reducir los obstáculos.
No puedes permitir que el fantasma del riesgo te impida avanzar. Pregúntate: ¿qué estoy arriesgando en realidad?, ¿a qué estás renunciando?, ¿qué perderás si las cosas no funcionan?, y no arriesgues lo que no puedas costear, como tu casa, tu familia o tu salud. Otra pregunta que debes plantearte es: si esto no funciona, ¿voy a acabar peor de lo que estoy ahora? Si lo único que puedes perder es un poco de tiempo, energía y dinero, entonces el riesgo vale la pena.
Determinar qué quieres hacer es sólo el inicio. Todavía tienes que hacer un montón de tarea e investigar muchas cosas. No te quedes sentado año tras año diciendo: “este año sí voy a poner mi negocio”. ¡Comienza ahora mismo!
Fuente http://www.soyentrepreneur.com/27682-la-fase-de-la-idea-de-negocio.html
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