Estamos tan acostumbrados a mirar afuera, que nos olvidamos de controlar nuestra vida. Vivimos reaccionando automáticamente ante las situaciones, sin darnos cuenta que tenemos el poder de manejarlas, de transformar nuestras emociones y adquirir la habilidad de centrarnos en lo que queremos.
Hubo un tiempo, cuando éramos niños, en que los mayores eran los responsables de todo cuanto nos sucedía: si en un examen mi maestra “me ponía” un dos, la culpa era de ella que no supo mirar con buenos ojos, no mía, que no estudié lo suficiente como para aprobar. Esa manera de evadirnos de nuestra responsabilidad fue creciendo con nosotros, convirtiéndose en un hábito. Ahora de mayor, cuando llego tarde al trabajo pongo la excusa de “el tráfico estaba espeso”, es decir, si no fuera por el tráfico yo hubiese llegado a tiempo, pero no me hago responsable de haber salido a tiempo para llegar a horario.
Ahora bien, hay dos opciones a elegir, de acuerdo a cómo querernos sentirnos. Se filma la película de nuestra vida, y se reparten dos papeles estelares: La Víctima y el Protagonista. Te explico:
La Víctima, es el personaje que se queja excesivamente buscando la compasión de los demás. Sus características son:
Se siente indefensa, frágil, defectuosa.
- Se ve a sí misma como producto de las circunstancias sobre las que no tiene control alguno.
- Se siente incapaz de cuidar de sí misma y de tomar decisiones.
- Busca ayuda y cuidado en otras personas.
- No asume responsabilidad propia.
- Se siente insignificante.
- Siente que la mala suerte la acompaña por donde va.
- Constantemente dice: “Si no fuera por esto mi vida sería distinta”.
- Culpa a otros de falta de cuidado.
- Tiende a estar anclada en el pasado.
“Es más fácil ser una víctima culpando a los demás de nuestros problemas,
porque así no tenemos que asumir el dolor de nuestras propias decisiones”
David Fishman
Hay personas que suelen “tirar de la cuerda” de otros, haciéndoles responsables de todo lo que les sucede. Buscando soluciones rápidas, mintiendo a los demás y mintiéndose a sí mismas para conseguir más y más lástima, teniendo como único objetivo “sentirse mirada y aceptada”, un protagonismo distorsionado, a mi parecer.
Frases muy comunes como: “Me pone nerviosa”; “Me hace llorar”; “Me hace sentir mal”; “Por tu culpa me pasó esto”…
Ser víctima es dejarse abandonar en manos de otros, es darles el poder de nuestra propia vida. Lo que se consigue así es crear unas relaciones dañinas y alejarnos de quienes nos aman. Nadie “nos pone, o nos hace, o nos quita”, somos nosotros mismos quienes decidimos sentirnos de la forma que elijamos.
Vivimos situaciones, a veces muy extremas, no encontramos solución, deseamos que fuera de otra manera, sin embargo, podemos encontrar en el cambio las respuestas que buscamos. Creemos que nuestro éxito y felicidad dependen de la aprobación de otros, y les damos las riendas para que se hagan cargo de eso.
El cambio en nuestras vidas es solo Respons/abilidad nuestra, de nadie más. Responsabilidad significa tener la Habilidad de Responder, de esta manera, estaremos siendo Responsables de nuestra vida, ésa es nuestra tarea. Hablo del cambio de actitud: si cambio positivamente mi manera de pensar, de actuar, de comunicarme, estaré cambiando todo lo que me rodea a la vez estaré cambiando mi situación.
Tu actitud determinará tus acciones y tus acciones determinarán tu vida.
Podemos convertirnos en víctimas de lo que nos sucede y llorar por los rincones esperando que alguien “nos salve”, es una opción…
Ahora bien, si eliges ser el Protagonista de tu vida, estarás tomando las riendas, el poder, estarás decidiendo conscientemente hacerle frente a las circunstancias de tu vida y asumir las consecuencias de tus decisiones, porque sea cual sea la vida que vives es la que tú has decidido vivir. Ser protagonista es la verdadera naturaleza del ser humano, aunque a veces nos desviemos de ella.
Algunas características del protagonista:
- Se ven a sí mismos como parte del problema para así ser parte de la solución.
- No culpan a nadie de sus situaciones, son Responsables de sí mismos y de sus actos.
- Aprenden del pasado para mejorar su futuro.
- Toman las riendas de su propia vida sin esperar que alguien tire de ella.
- Llevan a cabo las acciones más importantes de su vida.
- Son conscientes de su capacidad de aprender y lo reflejan en sus actitudes.
- Se ve como una persona capaz de forjar su destino.
- Promueven acciones para mejorar.
- Construyen mejores relaciones personales y de pareja.
- Fomentar el poder personal y el poder interior.
Si decidimos ser Protagonistas en lugar de Víctimas, dejaríamos de perder el tiempo culpando a los demás y tendríamos energía para diseñar nuestra vida.
Puedes elegir el papel que quieras en esta película, al fin y al cabo, es tu elección. Pienso que la decisión más importante del ser humano es elegir cómo quiere contar su vida.
¿Cómo quieres vivir tu vida?
¿Cómo te gustaría que te recuerden?
¿Cómo puedes hacerte Responsable de las riendas de tu vida?
¿Qué estás haciendo ahora que podrías mejorar?
¿Cómo te quieres sentir?
Hazte un favor, observa tu película: Imagina que estás en el cine, sol@, sentad@ en una butaca, y comienza la proyección de tu vida. ¿Qué ves? ¿Qué vida estás observando? ¿Es la vida que quisieras para ti? Puedes cambiarle el guión, estás a tiempo; escribe, dirige y produce tu propia historia.
¿Te atreves a tener el poder?
Autora Alejandra Navarro
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