
por Marcela Hernández y Hernández, Coach Empresarial y de Vida
Todos formamos parte de varios sistemas y cada uno de nosotros somos un sistema, y esta forma de pensar permite enfrentar mejor el problema y tomar decisiones.
Alguna vez participé en un programa de coaching en el que atendí a varios ejecutivos de una misma área. Cada uno de ellos tenía una versión diametralmente distinta ante una problemática general. Por mucho que cada integrante trabajara de forma individual, sería muy complicado salir del problema hasta que no observaran la situación desde un enfoque sistémico.
Todos formamos parte de uno o varios sistemas (familia, pareja, empresa, sociedad, cultura, etcétera) y cada uno de nosotros somos un sistema en sí (nuestro cuerpo, creencias, valores, emociones…). Es por eso que aprender a pensar de forma sistémica nos permite abordar los problemas y tomar decisiones de manera más efectiva.
El pensamiento sistémico nos ayuda a colocar nuestros problemas en un contexto más amplio. Nos muestra la big picture, mientras que el pensamiento lineal se limita a analizar las acciones y las reacciones de manera simplista y superficial.
El pensamiento lineal observa hechos o eventos aislados. El pensamiento sistémico observa las conexiones entre dichos eventos.
«La esencia del pensamiento sistémico radica en observar patrones en donde otros sólo ven eventos aislados ante los cuales reaccionar».- Peter M. Senge
Claves para desarrollar un estilo de pensamiento sistémico
1. Cualquier sistema es mayor a la suma de sus partes
Una persona es mucho más que las células que la componen. Una empresa es mucho más que sus colaboradores y sus instalaciones.
El pensamiento lineal busca entender y racionalizar las cosas desfragmentándolas y reduciéndolas a las partes que las conforman. El pensamiento sistémico observa las interrelaciones entre las partes y lo que resulta de éstas.
2. Busca las propiedades emergentes del sistema
El agua está formada por moléculas de hidrógeno y oxígeno. Su humedad es una propiedad emergente que nace de la unión de amabas moléculas. La cohesión de un equipo, las reacciones de una persona, el clima de una organización, la química entre una pareja, son propiedades emergentes.
Detectar las propiedades emergentes de un sistema nos ayudará a saber qué está originando el problema en caso de ser negativas o qué podemos aprovechar y potencializar de éstas en caso de ser positivas.
3. Deja afuera las obviedades
Asumir y/o dar por sentado las causas de los problemas sin profundizar en el contexto de la situación es lo opuesto a un pensamiento sistémico.
Por ejemplo: “Solicité el reporte hace 2 semanas y no me lo han entregado, por lo tanto mi equipo es ineficiente”. Suena lógico, ¿pero será suficiente esta información para abordar el problema correctamente?
4. Aprende a retroalimentar
Más allá de una evaluación sobre lo que está bien o lo que está mal, analiza tus resultados desde una postura neutral y objetiva. La idea es observar las consecuencias de nuestras acciones. ¿Qué respuestas obtengo a partir de mis actos o decisiones? ¿Cómo reaccionó el sistema ante mi comportamiento?
Retomando el ejemplo anterior, si el jefe no tiene buena comunicación con su equipo y no se asegura de que su gente entienda bien sus instrucciones es factible que no reciba la respuesta esperada. No necesariamente porque su equipo sea ineficiente.
Una persona que no ejercita y aplica el pensamiento sistémico es aquella que se sorprende ante lo que le sucede en la vida. “No lo entiendo, cómo es que llegue a esta situación” ¿Te suena familiar?
5. Sé consciente de tu relación con el sistema
De acuerdo con Rafael Echeverría, autor del libro Ontología del Lenguaje, los individuos actúan de acuerdo a los sistemas sociales a los que pertenecen. Pero a través de sus acciones, aunque condicionadas por estos sistemas sociales, también pueden cambiar tales sistemas sociales.
Lo más sencillo es culpar al sistema, al jefe, al equipo, a la pareja etcétera, y creer que en ellos está la solución. El pensamiento lineal observa los síntomas y el pensamiento sistémico profundiza en las causas y las interrelaciones.
¿Cómo es que tus acciones impactan en tus sistemas? ¿Qué has hecho para mejorar o lograr los cambios necesarios en éstos?
El problema no son nuestros problemas en sí, sino la forma en que los interpretamos y lo que pensamos de éstos. Una persona que desarrolla el enfoque sistémico es aquella que piensa o dice lo que a nadie más se le había ocurrido. Tiene ideas desafiantes e innovadoras; logra ver soluciones donde todos los demás ven problemas; trasciende lo evidente para llegar a las causas más profundas de cualquier situación.
La autora es coach ontológico, especializada en coaching de vida y empresarial. Directora de Cae-el20, empresa de coaching y capacitación. Puedes seguirla en Twitter en su cuenta @March_coach.
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