Sustituye en el ejemplo anterior de la montaña McKinley, la palabra cima por sueño o deseo (el tuyo propio), y a partir de ahí tienes la ecuación de la vida. La cuestión nunca es si algo es o no posible, sino simplemente cómo conseguirlo. Sólo se trata de descubrir qué hacer (por ensayo y error) y no parar.
Aquí hemos repetido muchas veces que el «sabio» Universo pone obstáculos para distinguir entre aquellos que dicen que quieren algo de los que realmente lo que quieren. Los primeros, al ver lo dura que será la escalada, se autodescartan. Desisten.
Recuerda las palabras de Oscar Wilde: «El éxito es una cuestión de perseverar cuando los demás ya han renunciado». La experiencia demuestra que muchas veces el éxito no tiene nada de especial, simplemente se trata de seguir avanzando sin pararse. Honoré de Balzac decía que «la constancia es el fondo de la virtud». Casi siempre, quien resiste, vence.
¿Tu principal obstáculo? Que pierdas la Fe, que creas que es inalcanzable, y entonces abandones. La mayoría de la gente abandona porque al no ver resultados (muchos los quieren inmediatamente, de un día para otro), desisten (ver post ¿Sabes cuál es el mayor enemigo de tus sueños?).
«La experiencia de montar tu propia empresa es algo parecido a subir una montaña. Vas viendo siempre la cima allí arriba, mientras te lanzas a subir. Luego, a medida que trepas, descubres las condiciones particulares de cada cota. Te das cuenta de que hay obstáculos, muchos de los cuales ni siquiera esperabas tener que sortear. Tienes que pasarlos y te inventas puentes, haces andamios y trenzas cables de paso. Aquí tropiezas; más adelante, te caes; luego te levantas y sigues avanzando una y otra vez. Empiezas a estar en lo alto, te sientes sólo y si miras hacia abajo crees que el sitio es poco seguro. Pasas por momentos muy duros y tienes ganas de volver al refugio al pie de la montaña con los demás. Al final, a pesar de los tropiezos has conseguido crear tu propia empresa. Y el dinero que te llega es un subproducto, algo que te indica que lo estás haciendo bien que tienes patrocinadores. A veces recuerdas que en el camino viste a lo lejos algún comerciante que únicamente quiso vender su propiedad en algún rellano de la cuesta. El kit básico de supervivencia incluye obligatoriamente una buena dosis de inteligencia coloreada de creatividad y bien abrigada de perseverancia».
Si «realmente» deseas algo, ningún obstáculo será lo suficientemente grande (por más que lo parezca) para hacerte abandonar. Acabarás rebasándolo. Siempre ha sido así a lo largo de la Historia de la Humanidad. Por el camino tendrás sentimientos de dudas, inseguridades y miedos… pero tu férrea determinación (nada de vaguedades) por conseguirlo te hará vencerlos. Como decía Robert Frost: «En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido acerca de la vida: sigue adelante»
Autor Francisco Alcaide Hernandez
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