por Ignacio Aragoneses
Una de las labores más importantes del empresario es hacer llegar a sus empleados aquello que se quiere de ellos y mantener una filosofía de trabajo y cooperación. En la empresa familiar esto puede parecer sencillo pero se convierte en una lucha constante de poder y de toma de decisiones, cuando se trata de los componentes de la familia.
En un primer momento podemos tener problemas para que los individuos de la empresa entiendan como deben realizar las labores, que normas se deben cumplir o que filosofía estamos promulgando en la empresa. Pero una vez que esto ha quedado claro se tiende a funcionar como una unidad en la búsqueda de un mismo fin.
Lo que ocurre habitualmente es que el empleado, sea externo o familiar, aplica sus propias normas y su propia visión al trabajo, haciendo aquello que cree mejor para la empresa. Esto en muchas ocasiones es correcto, pero en otras tantas NO lo es.
El control, por parte del empresario, de aquellos aspectos que hacen diferente a su empresa como pueden ser el estilo, la personalidad, el enfoque, la visión, puede ser la clave para encontrar una empresa que trabaja con una personalidad definida y con unos objetivos claros. En la empresa familiar el empresario debe ser claro en este aspecto y algunos ejemplos podrían ser:
- Qué atención ofrecemos a los clientes: Profesional, informal, …
- Si estamos en un restaurante ,qué tipo de comida ofrecemos: tradicional, creativa, etc..
- Existe uniforme en la empresa, debemos vestir de un modo determinado…
Algo que he vivido en primera persona es el cambio que experimenta un empleado al que se le permite hacer siempre lo que quiere en el trabajo. Al principio es algo que sucede prácticamente sin darnos cuenta, posteriormente se va haciendo notar y al cabo de un tiempo ha establecido unas pautas de comportamiento totalmente independientes de la filosofía que existe en la empresa. En este momento es cuando el empresario intenta hacer cambiar al empleado, habla con él siendo demasiado tarde y termina siendo una batalla de poder, en la que el empleado no quiere cambiar y solamente acepta un despido remunerado. Si ha esto le sumamos que el empleado puede ser un familiar, estamos entrando en terreno pantanoso.
Para que la empresa pueda existir como tal se deben respetar los fundamentos de la misma, aquello que la diferencia de las demás, su esencia. Este tipo de pensamiento debe ser transmitido por el empresario constantemente a los empleados, familiares o no.
Para dar algunos ejemplos que dañan la imagen de la empresa podríamos citar:
- En un hotel cuando alguien entra en la recepción y se le atiende de «usted» o si la persona en la recepción le atiende de «tú». Este simple cambio tiene un enorme efecto en la imagen de la empresa.
- En un restaurante, donde el empresario se esmera en los detalles y monta las mesas con limpieza y cuidado, imaginemos que un nuevo camarero monta las mesas con los cubiertos sucios o manchas en el mantel. Este tipo de pequeños detalles crean una imagen totalmente distinta de nuestro negocio.
¿Qué es lo que realmente buscamos con nuestro negocio?, ¿Que personalidad estamos intentando implementar?, ¿ Que nos hace diferentes al resto y por lo tanto atractivos a cierto público?
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