Si no te asignas un sueldo cuando pongas en marcha tu empresa, no lo harás nunca. Pese a que los comienzos son complicados, marcar una retribución desde los inicios, aunque sea modesta, es básico para no desviar la atención a otros asuntos que no sean el crecimiento de tu empresa. De lo contrario, puedes caer en la tentación de buscar ingresos por otras vías y abandonar un proyecto ganador.
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