En años recientes surgió toda una industria de consultoría (junto a su respectiva demanda) en la cual se predica utilizando un léxico en el que abundan palabras tales como revolución, reinvención, cambio cuántico, pensamiento superador, metas audaces, aprendizaje organizacional,… etc… Todos estos modelos e ideas son fantásticos, pero carecen de importancia práctica a menos que seamos capaces de traducirlos en pasos concretos de acción. Sin disciplina de ejecución, el pensamiento superador se derrumba, el aprendizaje no suma valor, la gente no alcanza su metas audaces, y la revolución se paraliza.
Ninguna empresa puede entregar los resultados que promete o liderar el cambio, sin líderes que practiquen la disciplina de la ejecución a todo nivel. La ejecución tiene que ser parte de la estrategia de una organización y de sus metas. Es el eslabón perdido entre las aspiraciones y los resultados.
Para entender la ejecución es preciso tener en mente tres puntos claves:
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La ejecución es una disciplina y es parte integral de la estrategia.
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La ejecución es la tarea más importante de un líder de negocios.
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La ejecución es un elemento central de una cultura organizacional efectiva.
El primer ladrillo con el que se construye la ejecución está compuesto por siete comportamientos esenciales a desarrollar por todo líder de negocios:
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Conocer a la gente y al negocio.
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Insistir en aceptar y validar la contundencia de los hechos.
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Fijar metas y prioridades claras.
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Perseguir un propósito significativo.
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Recompensar a quienes toman acción y que hacen que las cosas pasen.
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Desarrollar el potencial de la gente mediante el coaching.
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Autoconocimiento.
Fuente: Execution, the discipline of getting things done, Larry Bossidy & Ram Charan
Tomado del blog Puerto Managers (www.andresubierna.com)